Los sellos elementales von Hawner ================================================================================ Kapitel 9: Combate revelador ---------------------------- Una chispa de ira brillaba en los ojos del líder del grupo. A través de la ventana veía con total claridad el combate de su subordinado y los shinigamis. No es que le extrañase tratándose de él. Aunque no lo supiera, el poseedor del sello del fuego ya le conocía antes de pactar con él, tiempo atrás. Ya en la academia de seebutsunigami era conocido por su obsesión por la lucha. Precisamente por eso lo había vigilado y, más tarde, sacado del problema en el que se metió precisamente por ser tan combativo. Ese afán de pelea era lo que necesitaba para su plan. Pero, al parecer, se había equivocado en una cosa. Lo había sobreestimado. Pensaba que, al estar atado por un pacto, obedecería las órdenes dejando de lado tus deseos de matar. No había sido así. Ahora su plan estaba en peligro por culpa de ese maníaco. Suaves pasos se acercaron por su espalda y se detuvieron a un par de metros de él. “Son nueve, mi señor. Una seebutsunigami, cuatro shinigami, una mujer que no reconozco y tres humanos. Debería ir a ayudarle?” El líder bufó ante la idea del poseedor del sello del agua. ”Acaso quieres que llamemos más la atención? No. Que se las arregle solo. Ya he tenido suficiente con su estupidez. Está poniendo todo el plan en peligro por su maldito ego.” “Pero señor. Según usted me explicó, su ayuda nos es necesaria para poder continuar con el plan.” “No importa. Ya pensaré en algo. Ciertamente es clave para el plan, pero no podemos arriesgarlo todo por alguien que no obedece órdenes directas.” Pero aunque dijese eso con calma y seguridad, internamente sabía que sustituirlo sería muy difícil. Él no daba pasos ciegos, todo tenía una razón. Cada uno de los miembros era el único que podía realizar su tarea asignada. Pero ya no había remedio. Tendría que pensar algo. “Qué hacemos con el sello del rayo? Quiere que se lo quite para evitar que se lo queden al ganar?” “No se puede retirar un sello una vez añadido a la estructura de una zanpakuto, tendrás que romperla y lo dejarías indefenso. Deberás esperar a su derrota para robárselo antes siquiera de que los otros piensen en cogerlo. Aunque a él no lo podamos recuperar, tal vez podamos aprovechar y dejar que elimine a alguno de ellos. Eso reduciría sus fuerzas.” “Si, señor.” Y en una nube de burbujas desapareció de la sala. El del rayo esquivó con facilidad otro Directo mientras bloqueaba con sus manos desnudas el golpe de la zanpakuto liberada de Madarame. Con un leve impulso saltó hacia atrás y esquivó un tajo de la Zangetsu de Ichigo. Era muy rápido. Demasiado. Yoruichi sudaba solo de pensar en el esfuerzo que ella invirtió a lo largo de muchos años para conseguir una décima parte de esa agilidad y velocidad. Y ella era la reina del shunpo! No entendía como podía ser eso posible. Y además había usado rayos contra Ishida y, aún sin estar bajo el control de su sello, habían funcionado sin problemas. Durante un instante que estuvo quieto, se dedicó a analizarlo en profundidad. Era joven, al menos en apariencia; pelo rubio, corto y de punta; ojos azules y de mirada propia de un maníaco, al igual que su sonrisa, que solo había visto antes en otra persona, Zaraki Kenpachi; alto y delgado, pero visiblemente entrenado por los músculos que mostraba tras su ropa: pantalones militares y camisa amarilla, junto con unas botas de cuero negras. De su muslo izquierdo colgaba una espada que suponía que era su zanpakuto. Notó algo extraño. El color de la espada era amarillento y cerca de la empuñadura llevaba algo que no pudo distinguir antes de que su enemigo volviera a moverse a gran velocidad. “Hana, lo has visto?” La aludida asintió.”No he podido verlo pues está dentro de una especie de armazón, pero puedo sentirlo. Es el sello del rayo. Esa era la razón por la que era tan veloz y que pudiese usar libremente los rayos. “Kuchiki!” Llamó la excapitana. ”Contacta con el Seireitei y diles que hemos encontrado uno de los posibles ladrones de los sellos, que protejan esta zona y que nos manden refuerzos!” La shinigami asintió y se apartó prudentemente del campo de batalla mientras sacaba un teléfono móvil y realizaba la llamada. “Inoue! Llévate a Renji y a Ishida aparte y cúralos lo más rápido que puedas!” La joven asintió y usando el Santen Kesshun transportó a Renji junto con Ishida y comenzó a curarlos. “Hana, vamos nosotras.” Con el rostro lleno de ansiedad, la joven asintió. “Chicos! Apartaos! Es demasiado rápido para vosotros, nosotros nos encargamos!” Gritó mientras las dos mujeres se lanzaban usando el shunpo contra su enemigo. Ichigo no iba a quedarse al margen. Si se necesitaba velocidad, eso es lo que usaría. “BANKAI! TENSA ZANGETSU!” La ropa del joven shinigami se transformó en un hakama, unas vendas que cubrían el torso de Ichigo y una especie de gabardina rajada por los bajos. Pero la clave de la liberación era la espada, que había pasado de un gigantesco sable a una katana totalmente negra. Tras la liberación, se lanzó con gran celeridad a la carga, pero las veloces Yoruichi y Hana llegaron antes a pesar de haber estado más lejos que él. Durante media hora no hubo tregua para ninguno de los dos bandos. El grupo de Ichigo atacaba sin cuartel por todos los lados posibles a una velocidad inigualables, mientras que, a igual velocidad, el del rayo esquivaba y bloqueaba todos los golpes pero no encontraba hueco para encajar uno él. Cuando esquivaba un golpe de Yoruichi de la nada aparecía Hana y atacaba fieramente con su espada siendo respaldada por Ichigo, que parecía haber aumentado su velocidad enormemente gracias a su bankai. Cuando éste lanzaba su estocada, siendo esquivada dificultosamente por el del rayo, empezaba de nuevo Yoruichi desde su espalda. De no haber sido por la velocidad que le brindaba el sello hace tiempo que habría caído antes tal despliegue de coordinación y velocidad por parte de sus enemigos. En un momento dado, los cuatro se separaron y se detuvieron para tomar aire. La reina del shunpo sudaba y jadeaba exhausta. Ni siquiera los tres más veloces de posiblemente todo el Seireitei y el mundo elemental podían golpear a ese maldito. Renji, algo recuperado pero aún incapaz de levantarse siquiera, observaba la escena perplejo. “In…increible. No he visto más que manchas moviéndose en todas direcciones. Ni siquiera podía distinguir quien era cada uno.” “El enemigo está usando el sello del rayo, según Yoruichi-san. Es por eso que es tan rápido.” El pelirrojo entendió. En ese caso el combate iba a ser muy difícil. Tras unos instantes de respirar agitadamente, el del rayo habló. ”Ciertamente sois buenos rivales. Eso lo reconozco.” Una lengua salió de su boca para relamer sus labios, como saboreando algo muy dulce. ”Y eso me gusta.” Su mano derecha se posó sobre el mango de su zanpakuto, la cual empezó a brillar ligeramente. “Para recompensaros por el buen rato que me habéis hecho pasar, os diré mi nombre y os mataré con el poder de mi sello.” Lentamente, la espada fue extraída de su vaina, mostrando un color amarillo dorado que brillaba cada vez más. Una vez fuera, la espada creó rayos que rodearon el cuerpo de su dueño como si de una armadura relampagueante se tratara. ”Mi nombre es Kaminari Arashi. Encantado de mataros.” Tras la presentación desapareció de la vista de todos. Durante una milésima de segundo, el silencio y la quietud eran tales que hasta el aire parecía detenerse. Pero solo duró una milésima de segundo. Los tres compañeros sintieron los golpes al mismo tiempo, los cuales los estrellaron contra el tejado en el que se encontraban. Tenían un corte poco profundo en el abdomen. Era mucho más rápido, y estaba jugando con ellos. “Estáis bien, chicas?” Preguntó Ichigo cubriendo la herida con una mano. Dolía, pero no mucho. “Mientras no me hagas reír, estaré bien.” Yoruichi se levantaba trabajosamente imitando el gesto de Ichigo. Hana simplemente asintió y se levantó apoyándose en su espada. “Seguís vivos aún? Vaya, sois más resistentes de lo que pensaba. Me alegro, durareis más.” Y ante la vista de todos volvió a desaparecer para repetir su triple ataque. Pero Hana ya estaba preparada. “BAKUDO NO 35: SHIRO NO HEE! (Muro del castillo)” Una gruesa barrera transparente se materializó ante los tres compañeros y paró tres nuevos golpes de Arashi antes de deshacerse en miles de pedazos. El del rayo apareció frente a ellos aún sonriente. ”Creéis que esa barrera me frenará de nuevo? Ahora que se que podéis hacer eso, os atacare por otro lado, donde no estaréis protegidos. Jejeje.” Yoruichi había ignorado esas palabras por haberse dado cuenta de una cosa importante. Y eso podía ser la clave de su victoria. Y al mirar a Hana observó que parecía pensar lo mismo que ella. “Bien, puedes intentarlo. Otra cosa es que lo consigas.” Dijo con su típica sonrisa. Un atisbo de duda apareció en el rostro de Arashi, pero desapareció tan pronto como vino y rompió a reír estridentemente. ”Acaso estás tan agotada que deliras? No hay nada que puedas hacer contra mi velocidad.” Yoruichi se permitió ensanchar más su sonrisa. ”Si no eres capaz de reconocer tus puntos débiles, es que eres aún un novato.” Esas palabras enfurecieron al rubio, que cargó con velocidad fulminante hacia la excapitana mientras ésta seguía sonriendo. No llegó a tocarla. Una ráfaga rosada apareció sin avisar y envolvió a Arashi durante un par de segundos antes de lanzar rayos desde su cuerpo que hicieron que, lo que parecían pétalos de cerezo, se apartasen de su cuerpo y pudiera apartarse. “ Quién se atreve?!” Por su parte Yoruichi se mostraba tranquila y miraba al recién llegado. ”Qué te ha hecho tardar tanto? Te estás perdiendo un buen combate. Tenías otros asuntos que atender?” La figura de un hombre se reveló ante ellos, sin mostrar alivio por haber llegado a tiempo, enfado por la burla o siquiera temor por el enemigo que había sido capaz de herir a Yoruichi Shihouin. Kuchiki Byakuya no mostraba emoción alguna. Hosted by Animexx e.V. (http://www.animexx.de)