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EL SECRETO

von

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Capítolo 1

Un día más intenté abrir mis ojos pero una presión en ellos hacia imposible hacerlo y solo había oscuridad, intenté ponerme en pie en aquel sitio, olía a humedad y el frío se calaba con fuerza en mis huesos.
 

El peso de algo metálico en mis tobillos se hacían evidentes y mis manos aún seguían unidas por algo pesado, me puse en pie con dificultad, una vez que ya había conseguido mantenerme erguida noté como el techo rozaba mi cabeza y sin saber donde dirigirme di un paso, al notar que no sucedía nada, volví a dar otro paso, seguí sin notar nada... respiré hondo y levanté otra vez el pie para seguir un camino que no veía, inesperadamente aprecié como el hierro se hundía en mi piel sin dejarme dar el siguiente paso.
 

Comencé a forcejear con aquel maldito grillete y el ruido de las cadenas se hacía cada vez más estridentes.
 

De repente una voz
 

-¡Ey, para de moverte!, decía a la vez que daba un pequeño golpe en algo metálico.
 

En un acto reflejo me agaché con miedo intentando poner mis cinco sentidos en aquel lugar desconocido.
 

-¿hola? Le pregunté.
 

El chirrido de una puerta metálica fue lo que sucedió a continuación. Dirigí mí cara hacia aquel ruido y escuché los pasos firmes de alguien entrando.
 

-¡Vaya! Así que ya estás despierta, decía con un tono serio y seco mientras cogía un mechón de mi pelo tirando de él con señal de que me pusiera de pie.
 

El dolor en mi cabeza hizo que con un acto reflejo me levantara.
 

La respiración de aquel hombre era agitada y sonora, cerré los ojos pensando en mi destino, mi cuerpo comenzaba a temblar y mis ojos se llenaban de lágrimas.
 

Inesperadamente otra voz a los lejos gritaba.
 

-¡No te atrevas!
 

El hombre que aún sostenía mi pelo rió.
 

-¡¡Venga...!! Decía entre risas ¡¡Déjanos jugar con ella!!
 

Los pasos se hacían más sonoros.
 

-¡¡Idiota!! Volvió a gritarle, ¿Sabes que nos harán si le hacemos daño?
 

Aquel hombre soltó de forma tan brusca mi pelo que con una pequeña sacudida caí al suelo.
 

Sentí como una mano me sujetaba el hombro
 

-¿Estás bien? Me preguntó
 

Aún asustada por la reacción asentí con la cabeza a la vez que dejaba de notar la presión de sus manos.
 

-¡¡Nos traerás problemas!!! Gritó.
 

-Pero... dijo aquel hombre de respiración agitada.
 

-¡No hay peros! La entrega se hará dentro de una semana y si le pasa algo a la chica, nos mataran...¡¡LO HAS ENTENDIDO!
 

Un silencio se provocó en ese sitio, de nuevo unos pasos alejándose y de nuevo el chirrido de la puerta y el ruido de un cerrojo.
 

"¿Entrega? ¿yo?¿Como...?" en mi cabeza un cúmulo de dudas no dejaban de acecharme.

Me senté en aquel suelo frío y me acurruqué apoyando mi cabeza entre mis piernas. "Deben estar preocupados" pensé, pero un sentimiento de soledad se hizo presente. "No hay nadie a quien le preocupase mi vida..."
 

Cerré mis ojos volviendo de nuevo a una nueva oscuridad.
 

Mis padres murieron cuando yo apenas tenia cinco años, así que recuerdo muy pocos detalles de ellos, el único recuerdo que tengo de mi madre era un pequeño colgante en forma de estrella que me dio mi abuela al cumplir mis quince años y que en el dorso ponía "futuro" me dijo que le perteneció a ella y por eso nunca me lo quitaba, era como si aunque no estuviera realmente, la sentía a mi lado.

Apenas habían pasado cuatro años de aquello y mi abuela cayó enferma, durante todo ese tiempo me repetía una y otra vez "No tengas miedo", pienso que en ese momento ella sabía que me iba a dejar y de alguna forma se aseguraba de que fuese valiente.
 

Una mañana me levanté para atenderla pero sus ojos no se abrieron, en ese instante supe que debía ser fuerte por todos ellos, no me podía rendir haría todo lo necesario para que estuvieran donde estuvieran se sintieran orgullosos de mi.
 

Mis amigos eran escasos, la rutina de la vida cotidiana hacía imposible que me divirtiera como la mayoría de la gente de mi edad por las mañanas iba a clase y por las tardes trabajaba en una pequeña confitería de dulces que aunque cobraba poco me ayudaba a pagar los gastos de la casa.
 

Una mañana según una compañera entró un joven, preguntando por mí, ella le dijo que mi turno era de tarde, así que el chico salio de allí tranquilamente, aquel comentario me sorprendió ya que todo el que me conocía sabía que turno tenía pero no le di más importancia, pensé en ese instante que se trataba de algún cliente el cual no quedó satisfecho con su pedido.
 

Esa misma noche tuve un extraño sueño, me encontraba atadas de pies y manos con una venda en los ojos en un lugar frió y húmedo, escuchaba voces pero no conseguía oír con claridad, parecía todo tan real... de repente me desperté sobresaltada estaba bañada en sudor y mi respiración era agitada y costosa, me senté en el borde de la cama notando como mi corazón se agitaba con rapidez, me levanté y fui al cuarto de baño, me miré en el espejo mientras abría el grifo, metí mi mano en el agua fría y comencé a limpiar los restos de sudor "Una pesadilla" me decía una y otra vez, "Que tonta, te asusta por una pesadilla" me decía esta vez mirándome en el espejo.
 

Cuando conseguí de nuevo tranquilizarme me volví a sentar en la cama, mirando hacía el suelo pensando que si mi abuela hubiera estado ahí no habría tardado en ver que era lo que me pasaba.
 

Me tumbé en la cama mirando el techo, parecía que el sueño no iba a volver así que cogí un libro que tenía en la mesita de noche y empecé a leerlo.
 

Cuando sonó el despertador me encontré con el libro sobre mi pecho.
 

-Vaya, al final me quede dormida, me dije a la vez que lo volvía a poner sobre la mesita y me levantaba.
 

Por alguna extraña razón dentro de mí me advertía que no iba a ser un día más.
 

Me dirigí hacía la cocina y el teléfono sonó.
 

-¿Diga?
 

Al otro lado no se escuchaba nada.
 

-¿Hola? Volví a preguntar.
 

Seguía sin escucharse nada, así que colgué y me puse a desayunar. De nuevo, sonó el teléfono.
 

-Vaya... ¿Quién será el gracioso? Me dije de malas ganas por volver a coger el teléfono.
 

-¿Diga? Pregunté
 

-¿Susana?
 

-Si, soy Susana...
 

-¡¡¡FELICIDADES!!! Gritaron.
 

-¿Qué? Me quedé sorprendida con el teléfono aún en mi oído.
 

Desde el otro lado se escuchaba a mucha gente murmurar, cantando, riendo...
 

-Soy Marta, Susana ¿¡¡¡¡no te acuerdas que hoy cumples 20 años!!!!???
 

-¡Marta! Grité.
 

En mi rostro se dibujo una gran sonrisa, no creía que nadie se acordaría por un lado deseaba que eso ocurriera, pero por otro...
 

-Venga te esperamos todos en clase, así que no nos hagas el feo y no faltes que es costumbre tuya el darnos plantón.
 

-¡Si! Enseguida voy... le dije a la vez que colgaba y corrí hacía mi maleta para salir de la casa. "Es verdad, todos los años este día falto a clase y voy al cementerio, allí celebro mi cumpleaños con ellos" pensaba mientras cerraba la puerta, pero...
 

-Hoy iré a clase y cuando regrese me pasare por el cementerio. Dije aun manteniendo la sonrisa.
 

Salí de la casa y cogí el ascensor, cuando lo abrí una viejecita estaba dentro.
 

-¡Buenos días! Le dije aun sonriendo.
 

La mujer me saludó de igual forma.
 

Cuando llegamos a la parte de abajo me despedí de ella y corrí hacía el instituto, a la vez que me acercaba iban cesando las carreras, ya solo andaba y a la vez pensaba en la sorpresa que me esperaba.
 

De repente note un golpe en la nuca y todo se nubló.
 

Cuando volví a despertar solo escuchaba una voz seria y seca hablando con alguien más.
 

"¿Dónde estoy?" me preguntaba una y otra vez a la vez que no veía nada y sentía el ruido de las cadenas.
 

De repente un ruido hizo despertarme de mis pensamientos, otra vez el chirrido de aquella puerta metalizada.
 

-Levántate muchacha...

Capítolo 2

CAPITULO II
 

Mi cara se dirigió hacía aquella voz y con un pequeño esfuerzo me alce de aquel suelo.
 

-¡traedme la silla! Ordenó.
 

-Enseguida... dijo una segunda persona la cual sus pasos se alejaban con rapidez
 

Aquel tipo se acercó a mí y me puso la mano en la mejilla
 

-No te preocupes, me dijo en un susurro.
 

Giré mi cabeza hacia la dirección de la voz, sentí como su aliento chocaba en mi cara y la retorné para esquivar esa respiración.
 

El hombre que salió por la silla regresaba arrastrándola.
 

-Está bien...ya te puedes ir...
 

-Pero...
 

-¡Te he dicho que te vayas!
 

De nuevo, se escucharon nuevos pasos que se hacían cada vez más lejanos.
 

-Siéntate, me dijo a la vez que me cogía del brazo para ayudarme y así lo hice.
 

Un silencio molesto se creo. Me sentía desprotegida, tenía miedo pero aún así intentaba mantenerme en la calma más profunda.
 

-Eres una chica valiente, me dijo.
 

Al escuchar esa palabra me sorprendí.
 

-Sabes que hay mucha gente detrás de ti y no muestras ni una pizca de miedo, comentó.
 

"¿Mucha gente detrás de mí? ¿De que me está hablando?" me preguntaba.
 

-Te equivocas, detrás mía no hay nadie.
 

El hombre rió...
 

-No me lo puedo creer tu eres Susana vives en la calle Santo Tomás tercero C, tus padres según te dijeron murieron y tu abuela murió hace cuatro años.
 

-¿Qué?¿Como sabes eso? Le pregunté intrigada a la vez que asustada por saber tantos detalles míos.
 

-Esta es poca información comparada con los que tienen otras personas.
 

-Perdona, le interrumpí... los otros días dijiste que era una entrega....
 

-¡Aja! Respondió.
 

-¿A quien me vas a entregar? Le pregunté con temor
 

-Muy fácil, al que más me pague... me contestó. Bueno, te voy a quitar la venda, debemos cuidar de nuestros bienes, dijo mientras notaba como se acercaba el olor dulzón a colonia cara.
 

Sentí como la venda se soltaba y comencé a abrir tímidamente los ojos, los primeros rayos de luz hacían que volviera a cerrarlos, un escozor se colaba...tornaba a cerrarlos.
 

-Debes abrirlos... me replicó.
 

Una vez más intenté abrirlos el dolor se hacía cada vez más leve pero las cosas las veía borrosas.
 

-No te preocupes si lo ves borroso, se te pasara en unos minutos, me dijo.
 

Alcé mi mirada hacia aquel hombre, su vestimenta era como su colonia bastante cara, muy bien peinado y alto, eso eran los detalles que conseguía ver en ese momento.
 

-Bueno, mañana volveré a venir... así podremos charlar un rato más, dijo a la vez que se giraba y salía por la puerta de metal.
 

Allí me quedé sentada en aquella silla de madera pensando en lo que en un momento me había dicho aquel tipo.
 

"¿Gente que me quiere? ¿Para qué?" me preguntaba una y otra vez. La vista comenzó a ser nítida y comenzaba a ver las cosas con claridad, aquella pequeña habitación tenía una pequeña cama pero... ¿No hay baño? Me pregunté.
 

De nuevo tras la puerta se escuchó una voz rota.
 

-¡ey mocosa! El jefe me ha advertido que te diga q si necesitas algo, me avises.
 

Miré hacía la puerta ahora podía distinguir una pequeña ventanita por donde corría aire pero no había mas que esa ventana.
 

"¿Será de día o de noche?" me preguntaba.
 

-¡Perdona! Grité
 

Una cara asomó por aquella ventana.
 

-¿Qué quieres?
 

-¿Podría ir al cuarto de baño?
 

El tipo con mala cara abrió la puerta y de muy mala manera comentó.
 

-No trabajo para ser niñera de nadie a la vez que se agachaba para desenganchar los grilletes del tope al que estaban unidos.
 

Vamos... dijo.
 

Comencé a andar y aquel tipo se puso tras de mí con una pistola apuntándome por la espalda.
 

-Todo recto, comentó.
 

"¿Es un hangar?" me pregunté mientras miraba para todos los lados... "¿Cómo es posible?" olía a gasolina, a motores quemados, había trozos de metales tirados por el suelo "¿Dónde estoy?"
 

El tipo gritó.
 

-¡Para!
 

Encendió la luz y me clavó la pistola en la espalda
 

-Entra y procura no hacer ninguna estupidez.
 

Me miré las manos pensando en como bajarme los pantalones con aquello puesto y después de pensar en las mil formas para hacerlo le dije.
 

-No voy a escaparme, pero... ¿me puedes quitar esto?
 

El hombre forzudo rió
 

-Si quieres te ayudo... comentó a la vez que volvía a reír.
 

Agaché la cabeza y entré en el cuarto de baño, todo era blanco parecía como si estuviera en una sala de hospital.
 

Me dirigí hacía el lavabo "¿Qué voy hacer?" pensaba a la vez que comenzaba a brotar de mis ojos lágrimas de miedo al saber el futuro tan oscuro que se me presentaba, me sequé las lagrimas y me asee un poco.
 

Una vez medio lista, salí...aún estaba el tipo desagradable que seguía con aquella pistola en la mano como si le diera algún poder. Nos volvimos a dirigir hacia aquel habitáculo donde me habían alojado, realmente desde fuera parecía más pequeño de lo que en realidad era, mi mirada se dirigía a todo los sitios de aquel lugar buscando alguna manera de escapar de allí, existían mesas de madera y encima de ellas muchas herramientas para las reparaciones de aviones lo que me hacían pensar "Si consigo llegar hasta ahí y coger esa llave inglesa podré asestarle un golpe pero el problema era que mientras corriera con los grilletes, aquel tipo dispararía." Las posibilidades de escapar se iban haciendo escasas cada vez pues ya solo faltaban un par de metros para entrar de nuevo en la caseta y no sucedía nada.
 

Entré y el tipo cerró de nuevo la puerta.
 

Me senté en la cama y cerré los ojos, escuché toser.
 

"Abuela" me repetía una y otra vez, sin quererlo las lágrimas corrían por mis mejillas.
 

Me tumbé en la cama pensando pero realmente no surgía en mi mente nada, no sabía por que me habían cogido, si simplemente tenía una vida normal...sin darme cuenta comenzaron a surgir imágenes.
 

El cuerpo de una mujer en una camilla cubierta por un cristal y con multitud de cables, por todo su cuerpo.



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Kommentare zu dieser Fanfic (3)

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Von:  HazelEyedButterfly
2007-06-03T18:16:23+00:00 03.06.2007 20:16
Acaba de leer este Capitulo y laverdad.....esta muy bien escrito lo aprendistes en la escuela o es porque tienes padres espanoles????
Sigue asi!
Von: abgemeldet
2006-08-01T23:11:25+00:00 02.08.2006 01:11
sigue sigue escribiendo porfa, esta chevere tu historia
y como lo escribes todo, bellisimo
te doy un 1
*a favorites*
Von: abgemeldet
2005-11-04T18:08:38+00:00 04.11.2005 19:08
Que extraño que nadie the haya dado un comentario hasta ahora. Asi que seré la primera :-).
Hasta ahora, tu historia me ha gustado mucho y quiero saber como sigue y que le ha pasado a la chica!
Escribes MUY bien en español. Sólo lo has aprendido en el colegio o por tener parientes españoles?
Aupa, sigue así!


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