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Los sellos elementales

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El robo

Una sala oscura, sin una sola fuente de luz. Los ojos del espadachín consumado, hasta hace unos segundos observando cada movimiento del enemigo, ahora no veían nada más que oscuridad. Adoptó una postura defensiva, tratando de, ya que no podía ver, al menos oír algún sonido o incluso sentir el reiatsu. Pero incluso eso sabía que no funcionaría.

El enemigo había entrado en la sala del fuego sin que ningún guardia advirtiese su presencia. Sus pasos habían sido totalmente silenciosos, y su reiatsu no se notaba ni aunque se estuviese a tres pasos de él. De no haber sido porque, en un acto instintivo, el espadachín se había volteado a ver la sala antes de cerrarla del todo, no habría visto al intruso dentro de ella y cogiendo el sello elemental.

Cómo había conseguido su enemigo encerrar la habitación en esa total oscuridad no lo sabía, pero no podía quedarse quieto a descubrirlo. Si conseguía llevarse el sello fuera del palacio, sería una catástrofe.

Armándose de valor, se lanzó de frente en una feroz estocada, esperando encontrarse a su enemigo de frente y derrotándolo con ese golpe.

Demasiado esperaba de sí mismo.

Apenas había recorrido dos metros cuando un fulgor intenso surgió de enfrente, casi cegándolo. Pero sus ojos, al contrario de lo que debieran hacer debido al dolor producido por la luz, se abrieron por la sorpresa. Cómo era posible? Solo el comandante podía liberar el poder de los sellos!

Pero aun siendo imposible, una llama bien real y ardiente envolvió su cuerpo, quemándolo antes siquiera de que un solo grito saliese de su abrasada garganta…
 

La noche era tranquila para el vigilante. Demasiado. Durante todo el mes no había sucedido nada. Cierto era que ni siquiera tenían problemas con los Hollows, ya que los shinigamis, los expertos guardianes del mundo espiritual, se ocupaban de ellos, pero alguna vez se conseguía colar uno. Cierto era también que, cuando esto pasaba, no duraba mucho viendo el grandioso mundo elemental, ya que cualquiera de los vigías, incluso él mismo, lo derrotaban con gran facilidad. Pero tanta inactividad lo aburría.

Más le valdría no haber deseado actividad alguna.

Un fénix llameante apareció delante de él. Tal vez era un reporte rutinario, pensó el vigía. Ni mucho menos.

"Mensaje urgente del comandante en jefe a todas las unidades! Se han detectado intrusos en las salas de los cinco elementos! Impedid su huida a cualquier precio! Repito: Mensaje…"

El vigía no podía creer lo que estaba sucediendo. Las salas de los cinco elementos, las más protegidas de todo el mundo elemental, habían sido invadidas!

Sin perder un segundo, desenvainó su katana e invocó su poder mediante el Shikai, el cual transformaría su arma en unas grebas, unos guanteletes y un casco hechos de puro fuego, que le permitirían desplazarse rápida y directamente al castillo y buscaría a los intrusos.

Pero nada sucedió. Qué ocurría? Repitió la invocación y esta vez algo ocurrió, mas no era lo que esperaba. Las llamas no se quedaron en sus pies, manos y cabeza sin provocarle ningún daño, sino que rodearon todo su cuerpo y empezaron a quemarle.

Gritos cercanos a él le informaron que situaciones parecidas ocurrían por doquier.

De poco le servía saberlo ante las puertas de la muerte.
 


 

"Vamos, Rukia! Se está escapando!"

"Espera, Ichigo! Tenemos que intentar rodearle o volverá a escaparse en cuanto lo alcancemos!"

"Maldita sea! Ya lo sé! Cómo puede ser tan rápido?"

Los dos shinigamis saltaban en el aire persiguiendo a un Hollow endemoniadamente rápido que flotaba como ellos por delante. Su forma, una mezcla de cuerpo de reptil, patas de león y cabeza de toro, se veía ahora lejos por su velocidad ahora cerca por haberse detenido antes de repetir el proceso. Daba la impresión de estar disfrutando de este juego del ratón y el gato.

Y a estos gatos no les gustaba nada el juego.

"Vuelve aquí, maldito!", Gritó Ichigo mientras se concentraba en redoblar sus esfuerzos al ejecutar los Shunpos, con los que trataba de acercarse a su presa. "Te vas a enterar! GETSUGA TENSHO!". Golpeando el aire con su enorme espada salió de ella una hoz de energía azulada, la cual recorrió a gran velocidad a distancia que separaba al shinigami de su presa e impactó en el huidizo Hollow. "Si! Se acabó!"

O eso parecía.

Despejada la humareda, la figura del Hollow seguía intacta y hasta parecía reírse de la ridiculez del ataque.

Pero se había parado más de lo que debía.

"MAE, SODE NO SHIRAYUKI!"

Rukia había aprovechado ese lapsus para colocarse debajo del Hollow con a intención de liberar su zanpakuto y, con su poder, congelar al molesto monstruo. En la mente de Ichigo, la imagen de la victoria ya era clara. La columna de hielo en la que Rukia pretendía atrapar al Hollow era prácticamente inquebrantable. No podía escapar.

Pero, en vez de transformarse la katana en una hermosa zanpakuto hecha de nieve pura, el brazo de Rukia empezó a cubrirse de hielo dañino para ella.

"Pero que pasa? Qué ocurre?"

Ichigo observaba la escena, confuso. "Rukia! Qué te ocurre?"

Como respuesta, un grito de dolor de su compañera rasgó la tranquilidad de la noche. La mitad de su brazo estaba a merced del hielo.

Un rayo de esperanza cruzó el cielo en forma de flecha de luz, impactando certeramente en la zanpakuto descontrolada y rompiendo el hielo, salvando la vida de la shinigami.

Los ojos de la pareja buscaron el origen de su salvación, encontrándolo en un joven arquero que ambos conocían. "Ishida!"

El aludido observó por un instante al Hollow y, sin esperar más, apuntó con su fiel arco en su dirección. Donde antes solo había aire, una flecha hecha de reiatsu apareció en el arco, lista para ser disparada. Pero no salió una solitaria flecha al encuentro de su objetivo, sino un millar de ellas, todas en la misma dirección y con el mismo objetivo.

Por muy rápido que fuese, al Hollow le era imposible evitar tal ataque. Todas las flechas impactaron y le destruyeron.

"Como siempre, soy yo el que se encarga de los Hollows contra los que no puedes. Y eso que este no era prácticamente nada del otro mundo." Dijo Ishida mientras se colocaba bien las gafas.

"Muy gracioso. Yo sólo hubiese podido con él. No hacía falta que te entrometieras."

"Claro, claro. Por eso cada vez que conseguías alcanzarle, se te escapaba. Llevo un rato siguiéndoos, sabes?"

Antes de que pudiese replicar, la atención de Ichigo fue derivada a un asunto más importante debido a un gemido de dolor.

"Rukia!"

Shinigami y Quincy se acercaron a su amiga, preocupados. Pese a que la congelación no se había extendido al no tener contacto con la zanpakuto descontrolada, el hielo seguía aprisionando parte del brazo, y el resto empezaba a amoratarse debido al frío.

"Qué demonios ha sucedido?" Preguntó Ichigo preocupado.

"Deja eso para después. Tenemos que llevarla a casa de Inoue para que la ayude."

El joven shinigami asintió con la cabeza y, cargándola a su espalda, llevó a su compañera a través de la noche, notando el brazo congelado golpeándole la cadera y a su amiga tiritando de frío.

Preguntas y respuestas

Sus pasos eran apresurados y llenos de impaciencia. La llamada del comandante Yamamoto había sonado muy urgente por todo el Seireitei. Solo en épocas de crisis o en asuntos de gran importancia se llamaba a todo el Gotei 13 en a sala de reuniones. Y esto tenía toda la pinta de ser una de esas ocasiones.

Lo más preocupante de la llamada era que, por primera vez en la historia, al menos que él supiera, se había requerido la presencia de los tenientes de los escuadrones que no tuviesen capitán para sustituirlos.

Kira Izuru estaba preocupado sobretodo por esto último.

Al acercarse a la puerta de la sala, ésta se abrió franqueándole el paso. Allí, cada uno en su lugar correspondiente, esperaban el resto de sus compañeros capitanes y tenientes.

“Oh! El joven Kira ha venido. Supongo que vienes representando al tercer escuadrón”. Kyoraku Sunsui, el capitán del octavo escuadrón, saludó al joven shinigami con una sonrisa despreocupada.

“Así es. Recibí la llamada urgente del comandante para venir a la reunión. Alguien sabe que ocurre? Creo que es la primera vez que asisten tenientes a estas reuniones.”

“Ciertamente lo es”. Ukitake Zuushirou, capitán del décimo-tercer escuadrón y amigo de Kyoraku, intervino en la conversación. ”Debe de ser algo importante para que esto ocurra.”

En esos momentos aparecía el comandante general del Gotei 13 y capitán del primer escuadrón: Yamamoto Genryuusai. Con paso rápido y firme a pesar de su aparentemente avanzada edad, avanzó hacia el trono y se sentó frente al resto de los asistentes.

“Los he convocado a todos ustedes debido a un asunto de alta gravedad que puede afectar a todo el mundo, tanto el mundo espiritual como al mundo humano. He recibido un mensaje del comandante general del mundo elemental.”

Una chispa de reconocimiento apareció en la mirada de los presentes, salvo de los jóvenes tenientes y del capitán del undécimo escuadrón Zaraki Kenpachi.

“ Mundo elemental? Que narices es eso? Nunca he oído hablar acerca de ese lugar.”

Hitsugaya Toushirou, capitán del décimo escuadrón, suspiró ante la ignorancia que mostraba su compañero. ”El mundo elemental es un plano de existencia similar al nuestro y con una función igualmente similar. Nosotros mantenemos el equilibrio de las almas del mundo humano, mientras que en el mundo elemental controlan el poder de los elementos. Fuego, agua, tierra, aire y rayo están bajo su supervisión.”

Kenpachi daba la impresión de haber entendido solo la cuarta parte de lo que Hitsugaya le había explicado, pero el comandante Yamamoto continuó. ”Los cinco elementos son controlados por cinco sellos de enorme poder. Gracias a esos sellos, los elementos pueden ser usados: el agua calma la sed, el fuego calienta el cuerpo, el aire se puede respirar, la tierra es firme y la electricidad da energía. Sin esos sellos, el caos reinaría sobre el mundo humano y sobre el nuestro.”

“A mi todo eso me importa un pimiento. Lo que quiero saber es si en ese mundo hay gente fuerte con la que poder combatir. Me estoy aburriendo de tanta inactividad.”

Un suspiro general se oyó en la sala. La fama bélica de Kenpachi era ganada a pulso.

“Al parecer, anoche entraron intrusos en las salas donde los cinco sellos reposan y los robaron”. Continuó el comandante entre murmullos de asombro. ”Esto puede causar el desequilibrio total de las fuerzas de la naturaleza, y eso sería desastroso. Se nos ha pedido que localicemos a los ladrones y recuperemos los sellos antes de que el desastre sea irreparable.”

Durante unos instantes los murmullos se extendieron por la sala, hasta que una voz resonó. ”Yama-ji, El que los sellos no controlen los elementos afecta de alguna manera nuestras habilidades?”

Todos miraron a Kyoraku, cuya pregunta todos, o al menos la gran mayoría, esperaban que recibiese una respuesta negativa.

“Si, así es. Como los elementos están descontrolados, todo aquello que esté relacionado con cualquiera de ellos está igualmente sin control. Y esto incluye kidos, bakudos e incluso a nuestras propias zanpakutos.”

Los ojos de varios capitanes y tenientes se abrieron incrédulos. Las zanpakutos eran ahora incontrolables?

“Ufff... Por suerte yo estoy a salvo”. Kurotsuji Mayuri, capitán del décimo-segundo escuadrón respiraba tranquilo. ”Como mis habilidades no tienen nada que ver con esos cinco elementos, puedo usarlas tranquilamente. Por un momento pensé que interferirían en mis investigaciones.”

“Exactamente”. Convino el comandante Yamamoto.”El desequilibrio solo afecta a aquellos que tengan relación con los elementos, pero el resto puede seguir siendo igual de eficaz y sin riesgo. Es por eso que he mandado llamar a los tenientes del tercer, quinto y noveno escuadrón, para que se encarguen de difundir entre sus respectivos escuadrones la situación y prohibir el uso de habilidades elementales. Los que no tengan afinidad a los cinco elementos o sean de combate directo relevaran en la vigilancia a los otros.”

“Y que haremos para buscar los sellos? Hay alguna pista al respecto?”, Pregunto Unohana Retsu, la capitana del cuarto escuadrón.

“Dudo que se haya dejado ninguna pista”, Afirmó Kuchiki Byakuya, capitán del sexto escuadrón. ”Si tan importantes son esos sellos, estarían bajo una gran seguridad. Alguien con la capacidad de entrar y salir de esos lugares sin que nadie lo pudiese impedir no dejaría huellas ni dejaría cabos sueltos.”

“Correcto, no tenemos ninguna pista. Ni siquiera sabemos quienes son los ladrones. Incluso se podría sospechar de Aizen y su grupo”. Dijo Yamamoto.” Los del mundo elemental se están ocupando de buscar en su propio mundo. Nosotros buscaremos en todo el mundo espiritual. Si las pistas que recojamos apuntan a Aizen, tomaremos medidas para ir a por él.”

“Y que hay del mundo de los humanos?” Preguntó Kira.

Un silencio reinó en la sala. Si tan grave era el problema, no se podía enviar escuadrones en busca de los sellos al mundo humano.

“Podríamos pedírselo a ÉL”. Comentó Ukitake.

“No te hagas ilusiones. Dudo que Kurosaki Ichigo fuese capaz de buscar los sellos y encontrarlos”. Dijo Byakuya.

Kyoraku río levemente. ”Bueno, quien sabe. Tal vez tiene más suerte que nosotros y los encuentra antes. Además, si no lo mandamos a él, a quien entonces?”

Byakuya calló al no tener respuesta.

“Y no creo que vaya a ir él solo”, Continuó Kyoraku con una sonrisa. ”Tiene varios amigos muy interesantes que le pueden ayudar.

“Cierto, cierto. Seguro que ese Quincy le será de ayuda”, Se mostró de acuerdo Mayuri. ”Que pena que no se muestre voluntario a experimentar con él.”

“Sin olvidar que Yoruichi Shihouin y Urahara Kisuke también estarán con él. Y sus otros amigos, esa Orihime y ese chico enorme, Chad”, Añadió Soi Fong, la capitana del segundo escuadrón.

“Ah, si. A ese Chad lo conozco bastante bien. Tiene mucho potencial. ”Comentó Kyoraku rememorando su combate contra él tiempo atrás.

“Y creo recordar también que Kuchiki Rukia, miembro de mi escuadrón, sigue junto a Kurosaki”, Agregó Ukitake pensativo. ”Todos juntos forman un buen grupo y saben valerse por sí mismos.

“Sea pues!”, Finalizó Yamamoto. ”Que todos ellos sean avisados a través de Urahara Kisuke de su misión. Enviaremos con ellos a alguien que yo mismo elegiré para prestarles apoyo. Capitán Kurotsuji.”, Añadió dirigiéndose a Mayuri. ”Encuentra una manera de contrarrestar el efecto del desequilibrio elemental para que podamos, en la medida de lo posible, usar nuestros poderes sin temor a que se nos vuelvan en contra. Y controla la situación en el mundo de los humanos. Si puede hacer algo para estabilizar el caos allí, nos ahorraremos desgracias.

“Vaya, vaya. En un momento se me ha acumulado mucho trabajo.”

Viendo que no había más preguntas ni objeciones, Yamamoto dio por terminada la reunión.

Mientras todos salían de la sala, la mente de Kira bullía de pensamientos sobre el asunto. Un grave problema se había cernido sobre todos ellos y su solución no parecía ser muy fácil.

Esperaba no tener que volver a asistir a una reunión mientras fuese teniente. Los asuntos serían menos serios si no invitaban a tenientes a asistir.

El problema

“Cómo se encuentra?”

“Estoy haciendo lo que puedo, Kurosaki-kun.”, Respondió por quinta vez la joven.

Se encontraban todos en su casa, preocupados por el estado de su amiga. Ichigo la había traído en busca de la ayuda de Inoue, capaz de sanar cualquier herida. Y de hecho se veía una notable mejora en el estado de la joven shinigami: su brazo, antes parcialmente congelado y cianótico hasta el hombro, ahora iba recuperando el color normal, pero el hielo se resistía a desaparecer.

“No la presiones, Kurosaki.”, Advirtió Ishida, sentado en el suelo contra una pared. A su lado reposaba la congelada zanpakuto de Rukia. Con cuidado de no tocarla con sus manos, la había transportado hasta ahí.

Con un gruñido de frustración, Ichigo se encaminó hacia la ventana por la que hizo ademán de salir.

“Kurosaki-kun! Adonde vas?”, Preguntó Inoue al ver el gesto de su amigo.

“A hablar con Urahara. Tal vez sepa algo de lo que le ha sucedido a Rukia.”. Y sin esperar más, saltó al vacío y voló a saltos en medio de la noche en dirección a una escondida tienda.
 


 

“Vaya, vaya. Así que eso es lo que sucede. Ya me olía algo extraño.”

“Ciertamente es un problema grave. Si no lo solucionamos, será una catástrofe.”

Urahara Kisuke y Yoruichi Shihouin conversaban sobre los últimos acontecimientos. Hacía menos de quince minutos que Urahara había recibido un mensaje del Seireitei, algo bastante inusual. Su curiosidad se vio sustituida por la preocupación al saber los detalles. El mensaje era de Soi Fong, capitana del segundo escuadrón, antiguo grupo al que Yoruichi pertenecía, y de Kurotsuji Mayuri, del décimo-segundo, antiguo escuadrón del propio Urahara. Ambos pedían colaboración por su parte, información y ayuda directa por parte de Yoruichi y materiales y artefactos que pudiesen servir por la de Urahara.

Tras un intercambio breve de opiniones y de planes, Urahara y Yoruichi se encontraban sentados frente a una taza de té, ésta última en su forma gatuna.

“No tardarán mucho en enviarnos a alguien para buscar por aquí. Tendremos que preparar la puerta Senkai. Tessai!"

Ante la llamada, un hombretón bigotudo apareció por la puerta. Tsukabishi Tessai saludó a Yoruichi con una reverencia. ”Qué necesita, Urahara-dono?”

“Podrías preparar la puerta Senkai? Va a llegar pronto un invitado del Seireitei.”. Pidió Urahara con una sonrisa.

“Por supuesto. Estará preparada en un momento.”

“Muchas gracias Tessai por tomarte la molestia.”

Con una inclinación de cabeza, Tessai cerró la puerta y se encaminó hacia donde la puerta que comunicaba el mundo humano con el espiritual esperaba a ser usada.

“Mientras esperamos, podríamos llamar a Ichigo y los demás”, Sugirió Yourichi.

“Oh! No te preocupes por eso”. Contestó Urahara aún con la sonrisa bobalicona en el rostro y sujetando un abanico. ”Seguro que Ichigo aparecerá por sí mismo en cualquier momento pidiendo explicaciones.”

Y apenas terminó de decirlo, la puerta de la habitación se abrió de nuevo, esta vez dejando pasar a un preocupado Ichigo. ”Urahara-san. Necesito hacerte algunas preguntas.”

“Lo ves?” Dijo Urahara mirando a la negra gata.”Te dije que vendría.”

“A Rukia le ha pasado algo. Es como si su zanpakuto se hubiese vuelto contra ella.”

“No es solo la suya, Ichigo.” Interrumpió Yoruichi. ”Todas las que tengan una afinidad elemental se han vuelto inestables.

“Qué quieres decir?”

“Más importante que eso. Dónde está Rukia-san?” Urahara miró serio al joven shinigami.

“En casa de Inoue. La llevamos con ella después de que su zanpakuto se volviese contra ella.”

El ex-capitán del décimo-segundo escuadrón se quedó en silencio unos instantes.

“Bien. Explícame detalladamente lo ocurrido.”

Ichigo accedió y relato su persecución del Hollow y lo ocurrido a Rukia al intentar liberar su zanpakuto. Al terminar, los dos ex-capitanes se miraron, preocupados.

“Así que eso es lo que ocurre.” Urahara rompió el silencio que reinaba en la habitación.

“Entonces sabes que es lo que ocurre, no?”

“Ciertamente. Al parecer han robado…”

“Un momento, Kisuke.” Interrumpió el felino. ”Ichigo. Sabes algo sobre el mundo elemental?”

La expresión de desconcierto respondió a la pregunta antes siquiera de que el joven pudiera pensar la respuesta.

“Entonces te lo explicaré.” Continuó Yoruichi. ”Como imagino que sabrás, en el mundo reinan cinco elementos, los cuales son agua, fuego, tierra, aire y rayo. Cada uno de ellos es usado para uno u otro fin, pero siempre en virtud de sus características, las cuales son siempre las mismas.”

Ichigo asintió.

“El agua alivia nuestra sed y limpia nuestros cuerpos, el fuego calienta el cuerpo frente al frío y nos da luz, la tierra nos da un suelo que pisar y nos entrega sus frutos para alimentarnos, el aire oxigena nuestro cuerpo y el rayo representa la energía, la cual usamos a nuestro antojo, generalmente en forma de electricidad, pero también en otras formas.”

De nuevo Ichigo asintió, esperando que la explicación del asunto llegase pronto.

“Esos cinco elementos,” Continuó Urahara. ”tienen su fuente en el mundo elemental. Para hacértelo entender fácilmente, sería como una versión del mundo espiritual. Es un plano aparte en el que los elementos se encuentran en su estado puro y se controla su efecto en el mundo.

Urahara continuó explicando mientras se levantaba y abría un armario, en busca de algo. ”Mientras que el mundo espiritual se ocupa del ciclo que tienen las almas y destruye las anomalías, los Hollows, el mundo elemental se ocupa de que los cinco elementos no causen el caos indiscriminadamente, sino que tengan un papel fijo en el mundo. Aha! Te encontré!”

Finalmente sacó del armario un tablero sobre el que había una versión reducida y a escala de una ciudad y la dejó sobre la mesa junto a un recipiente bastante grande con unas bolitas de color rojo. ”Pongamos por ejemplo el fuego. Uno de sus usos es en la cocina. Todo el mundo enciende el fuego para hervir, asar o cosas similares.” Sobre una de las casas, dejó una de las bolitas rojas, la cual no parecía para nada peligrosa. ”En el mundo elemental, al igual que en el espiritual, hay una edificación donde se encuentran los escuadrones de protección. De hecho no son muy diferentes de los shinigami salvo por su función en el equilibrio del mundo. Dentro de esa edificación, existen unas salas donde los cinco elementos residen en su forma más pura, sellados dentro de unos pequeños artefactos, los cuales liberan una ínfima parte de su poder al mundo, según se requiera.” En otros lugares colocó otras solitarias bolitas.”Si los elementos, en este caso el fuego, no estuvieran dentro de esos sellos y en las salas donde se restringe su poder, su poder se descontrolaría. Cuando se quisiese usar el poder del fuego, este aparecería en todo su esplendor descontrolado.” Urahara cogió el recipiente de las bolitas y vació el contenido de una vez sobre la maqueta, sobre la cual cayó una lluvia de bolitas rojas que incluso rompieron una de las casitas.

“Te haría la misma explicación con los otros cuatro elementos, pero no tengo bolitas de otros colores.” Añadió con una tonta sonrisa en su cara.

“Entonces algo ha pasado con esos sellos?” Preguntó Ichigo, ahora enormemente preocupado.

“Así es.” Le respondió Yoruichi. ”Han robado los cinco sellos elementales del mundo elemental, y ahora ningún elemento es seguro. De hecho, incluso tú has visto que el poder de las zanpakutos que tienen afinidad elemental se descontrola sin remedio. Y lo mismo ocurre con las artes Kido y las demás.”

“Por suerte para nosotros, que ni usamos kidos ni tenemos afinidad con elementos, eso no supone mucho problema. Verdad, Ichigo?”

Una voz conocida y socarrona habló detrás de Ichigo. Abarai Renji, teniente del sexto escuadrón y amigo de Ichigo, había llegado al mundo humano.

La misión

“Re…Renji! Qué haces tú aquí?"

“Cómo? No te lo han dicho todavía? El Seireitei nos ha mandado a unos cuantos para asistirte en la búsqueda de los sellos."

“Asistirme? Eh, un momento!” Exclamó Ichigo dándose cuenta de por donde iban los tiros. ”No me estarás diciendo que tengo que encontrar yo los sellos, verdad?"

“Por así decirlo, si.” Respondió el pelirrojo socarronamente. ”Aunque seguramente los encontraré yo antes que tú, ya que no encontrarías ni el jabón en tu propio cuarto de baño. Jejeje."

“Cómo?!"

“Kurosaki Ichigo. Te aconsejo que no te abalances contra mi teniente o tendré que intervenir, y eso me obligaría a ocuparme personalmente de la búsqueda en tu mundo."

Kuchiki Byakuya apareció en escena detrás de un burlón Renji, provocando una expresión de miedo en el rostro de Ichigo. No eran enemigos, pero el joven shinigami conocía los poderes y el carácter del capitán, y no quería tenerlo como enemigo. Y mucho menos enfadarlo.

“Pequeño Byakuya? Tú también has venido? Vaya vaya, eso si que es una sorpresa.” El rostro gatuno de Yoruichi mostró una sonrisa de oreja a oreja, queriendo burlarse del crecido niño al que solía molestar años atrás."

El aludido miro fijamente al gato negro, al que reconoció. Una mirada llena de odio resaltaba en su rostro aparentemente tranquilo. ”Yoruichi Shihouin. Pese a que me gustaría zanjar nuestros asuntos ahora mismo, debo cumplir mi obligación aquí. Eso es lo único que impide que me enfrente a ti ahora."

“Oh, vamos, vamos. No seas tan irritable, pequeño Byakuya. Pensé que éramos amigos íntimos."

Durante una milésima de segundo, el rostro de Byakuya se contorsionó en pura ira y pareció que fuese a abalanzarse contra el gato."

Pero solo fue una milésima de segundo.

“Kurosaki Ichigo. Tus órdenes como shinigami sustituto residente en el mundo humano son: Buscar y recuperar los sellos elementales robados, descubrir la identidad de los ladrones y eliminarlos o llevarlos al Seireitei para ser juzgados. Como apoyo del Seireitei tendrás a Abarai Renji, mi teniente y Madarame Ikkaku, 3º asiento del décimo-primer escuadrón. Junto con ellos vendrá un enviado del mundo elemental que os acompañará para reconocer los sellos y llevarlos con seguridad al Seireitei."

“Kuchiki-san. Significa eso que no participarás en la busqueda junto con Ichigo?” Urahara preguntó eso más con la intención se suavizar el ambiente que con fin informativo, pues la fama de estricto del capitán era muy merecida. Lo que él decía, sobre todo si eran ordenes, debían cumplirse al pie de la letra. Si no había mencionado su participación, era porque no iba a hacerlo.

“Ciertamente, Urahara Kisuke. Mis órdenes son de permanecer en el Seireitei y protegerlo ante un posible ataque. No puedo permitirme el lujo de irme de vacaciones en busca de objetos cuando gente con más tiempo libre y menos cualificada puede hacerlo por mí mientras cumplo mis obligaciones."

“Menos cualificada? No se estará refiriendo a mi, verdad?”. La sangre de Ichigo hervía con cada comentario de Byakuya."

“Vaya, vaya, pequeño Byakuya. Me lo parece o acabas de hacer un chiste? Eso es porque te has vuelto más amable o es que te han echado más azúcar en el desayuno?

Haciendo un esfuerzo por no saltar ante las pullas de Yoruichi, El capitán ignoró el comentario.” Los demás llegarán dentro de una hora. Sugiero que todos vosotros, incluyendo a tus amigos, estéis preparados para entonces."

“No hace falta. Ya estamos todos aquí."

Ishida y el resto del grupo, Inoue, Chad y una aún malherida Rukia hicieron acto de presencia. Ésta última ya no tenía hielo alrededor de su brazo, pero aún se le notaban zonas de piel amoratada y un leve gesto de dolor en el rostro. Ambos signos fueron notados por Byakuya, hermano político de la joven.

“Qué te ha sucedido? Por qué estás herida?” Por el tono de voz daba a entender claramente que su preocupación era más por el fallo cometido para salir herida que por la gravedad de las heridas.

“Onii-sama.” La presencia del marido de su hermana, ésta muerta años atrás, siempre retraía a Rukia. ”Mi zanpakuto mostró un extraño comportamiento y congeló mi brazo. Ishida me salvó la vida."

Byakuya observó de arriba abajo al joven Quincy, como evaluando si merecía siquiera algún elogio por su parte. Naturalmente, para él no era así.

“Espero que no tengas que volver a verte en la situación en la que seas salvada por un Quincy o me encargaré de que no salgas del Seireitei."

El rostro de Rukia se entristeció. ”Si, Onii-sama. Lo siento mucho."

“Renji.” El aludido se cuadró ante su superior, temeroso de lo que fuese a pasar. ”No dejes en vergüenza al escuadrón por tu comportamiento o por tus actos. Espero un informe cuando vuelvas."

“Si, capitán Kuchiki."

Con un último gesto de chulería, el capitán se dio la vuelta y salió por donde apareció, en dirección a la puerta Senkai para volver al mundo espiritual.

“Maldito Byakuya! Siempre metiéndose con los demás, como si no valiésemos nada!” Exclamó Ichigo dando un puñetazo en el suelo, posiblemente imaginándose el rostro del hermano de Rukia en la estera.

Rukia apartó la mirada, sin saber qué decir.

Fue Urahara el que rompió el incomodo silencio. ”Bueno, ya que estáis todos aquí volveré a explicar la situación a todos los que aún no sabéis nada. Así mataremos el tiempo mientras esperamos a los demás que tengan que venir."
 


 


 

Tal y como Byakuya había dicho, una hora más tarde aparecieron a través de la puerta Senkai los otros dos miembros del equipo que esperaban. Mientras Tessai les guiaba hasta la sala donde los demás seguían debatiendo lo sucedido, Madarame Ikkaku le daba un último aviso al enviado del mundo elemental.

“Así que más te vale que no te cruces en mi camino cuando nos encontremos al enemigo o podrías acabar bastante mal. Y los que veas más fuertes son para mí. Entendido?"

Su interlocutora no dijo nada pero asintió levemente.

Cuando llegaron a la sala, todo el mundo les esperaba.

“Hey! Ya hemos llegado!"

“Eh! Hola Ikkaku! Cuanto tiempo.” Renji se levantó para saludar a su antiguo compañero de escuadrón, pues el teniente antes pertenecía a la misma división que Madarame.

Ichigo se fijó en su acompañante. ”Quién es? Es la enviada del mundo espiritual?"

Ikkaku asintió con la cabeza. ”Si. Es el regalo del mundo elemental por ser buenos chicos y ayudarles a encontrar los sellos. ”Mientras decía esto, Ikkaku se apartó para que pudiese presentarse."

“Buenas noches. Me alegro de conoceros."

El nuevo miembro

“Mi nombre es Tsukimori Hana. Encantada de conoceros.” Hana les hizo una muy educada reverencia a los demás.

Era una chica de aspecto joven (aunque teniendo en cuenta que Rukia llevaba ya más de cincuenta años como shinigami, no se podía asegurar), de metro setenta de estatura, según calculó Ichigo, y muy buena figura según apreció Renji. El pelo, al parecer largo y de un bonito color caoba, estaba recogido en un moño detrás de la cabeza. Su rostro, sonrojado ligeramente, tal debido tal vez a la vergüenza, mostraba una inocencia solo vista por Ichigo en Inoue. Sus ropas eran similares a los de Ichigo y el resto de shinigamis, pero con la salvedad de que el color era de un color rojo oscuro y la ausencia total de mangas.

A Yoruichi, sin embargo, no se le escapó un ligero detalle. Sus ojos, inocentes y tímidos de un color verde, innegablemente preciosos, tenían un ligero brillo de tristeza que la joven parecía tratar de esconder.

Tras terminar las presentaciones, todos se sentaron alrededor de la mesa con la intención de conocer a la recién llegada y para discutir lo que harían.

La primera pregunta la hizo Urahara.

“Dime, Tsukimori-san. En qué rango estás de tu escuadrón?”

Ella agachó ligeramente la cabeza. ”Aún no me han colocado en ningún escuadrón. Acabo de salir de la academia de Seebutsunigamis.”

“Cómo?!” Madarame Ikkaku saltó de repente. ”Aún no estás en un escuadrón? Se puede saber a quien nos han enviado?”

Todos le lanzaron una mirada que claramente le decían que se callase.

“Lo siento. Apenas me gradué me informaron de que me enviaban a ayudaros con la búsqueda de los sellos.”

La moral de la joven parecía que iba a quedar por los suelos, por lo que la sabia Yoruichi intervino.

“Si te han enviado a ti, que todavía no perteneces a ningún escuadrón, me imagino que será porque posees muy buenas habilidades, conocimientos y aptitudes. Dudo que el mundo elemental, en especial sus jefes, sean unos incompetentes.”

Una tímida sonrisa de agradecimiento apareció en el rostro de Hana, lo cual alivió la tensión causada por Madarame.

“Por cierto, Hana-san.” Intervino Ichigo. ”Has dicho Seebutsunigami, no? Es como nosotros los Shinigamis, no es así?”

“Si, es cierto. Vosotros los Shinigami (dioses de la muerte) controlais el ciclo de la muerte y las almas. Nosotros los Seebutsunigami (dioses de la vida) controlamos lo que permite que los seres vivos existan, los elementos.” Hana explicó muy correctamente la diferencia entre ambos trabajos, no dejando ninguna duda en la mente del shinigami sustituto.

“Entiendo. Gracias por explicarmelo.” Agradeció con una sonrisa, respondida con otra algo tímida de hana.

“Qué notas sacaste en el examen de Kido?” Continuó la gata.

La aludida enrojeció hasta las cejas en un instante. ”P…p…pues…yo…”

“Aquí tengo un documento con sus datos académicos. Me los dio el capitán Kuchiki justo antes de pasar la puerta Senkai para que te los diese a ti.” Ikkaku rebuscó entre sus ropas y sacó unos papeles que le pasó a Renji, que los examinó, ante la mirada asustada de hana.

Pero la mirada de asombro de Renji y de Ichigo, que también leyó por encima del hombro de su amigo, fue total. ”Cómo?! Ha obtenido las notas más altas en todo!”

Todos los demás, excluyendo a Ikkaku, Urahara y Yoruichi, se agolparon detrás de Renji para leer tambien. ”Kido-100, Bakudo-100, Kendo-100, estrategia de combate-100… No hay ningún campo en el que no haya sacado la mejor nota. Es impresionante!”

“Y ya tiene capacidad de liberar su Zanpakuto. Impresionante.” Rukia no salía de su asombro.

“E…ese dato es incorrecto.”

Todos giraron la cabeza en su dirección. El sonrojo había desaparecido siendo sustituido por una cara apenada. ”No soy capaz todavía de liberar.”

Yoruichi la miraba fijamente. “No sabes mentir, pequeña.”, pensaba, “Tal vez los engañes a ellos, pero no a mi, y tampoco a Kisuke”, Añadió mirando a Urahara, el cual le devolvía la misma mirada.

Renji prosiguió. ”Bueno, aún sin saber liberar si alguien se enfrenta a ti eres un hueso muy duro de roer. Personalmente no quisiera enfrentarme a ti.” Todos asintieron secundando el comentario.

“Si eres tan buena, me imagino que también dominas los Shunpos, no es cierto?” Yoruichi sonreía pícaramente.

Renji buscó ese dato en el documento antes de que Hana pudiese contestar.”Pues según esto, también ha conseguido una alta…”

“Abarai Renji, le he preguntado a Hana. Quisiera que ella me contestase por sí misma, si no te importa.” Interrumpió la gata fieramente.

El pelirrojo captó la indirecta y se calló. Hana, por su parte, parecía un pimentón de tamaño humano que pegaba con el color de su ropa.

“S…si. Sé hacer Shunpos.”

“Cuántos puedes hacer seguidos? Cuarenta y cinco?”

Ella negó con la cabeza.

“Do…dos…”

“Dos? Vaya, deben ser muy rápidos y largos para que te den tan buena nota.” Dijo Yoruichi sinceramente asombrada.

Pero Hana volvió a negar con la cabeza y tragó saliva.

“Doscientos cincuenta.”

El silencio fue sepulcral. Una mosca que consiguió entrar en la habitación voló entre los asistentes causando un gran alboroto con su zumbido. Afuera, Tessai reprendía a Jinta por haber jugado con Kon dentro de la tienda, y les parecía que estaban prácticamente al otro lado de la puerta del silencio que había dentro de la habitación.

Yoruichi no podía sino mirar con gran asombro a la joven que tenía ante sí. Doscientos cincuenta Shunpos seguidos a su edad! Y apenas acababa de salir de la academia! Obviamente se encontraban ante un prodigio, la próxima “Reina de los shunpos” del mundo elemental.

Y aún así sus ojos brillaban tristes.

“Vaya, vaya, vaya. En ese caso tendré que defender mi título.” La gata se levantó y se encaminó hacia una puerta lateral que llevaba a una habitación.

Urahara no pudo evitar preguntar. ”Yoruichi-san. No pretenderás competir con esta sorprendente joven a ver quien hace más Shunpos, verdad?”

La aludida giró la cabeza, mirando burlonamente a su antiguo subordinado. ”No seas tonto, Kisuke. Solo voy a ponerme algo de ropa.” Su mirada se posó en Ichigo. ”Aunque tal vez Ichigo prefiera que me vista aquí.”

“ Cuándo he dicho yo eso?! Lárgate y cámbiate de una vez!”

Una mirada aún más burlona y pícara fue toda respuesta antes de desaparecer por la puerta. La luz, que estaba al otro lado de la habitación, lanzaba sombras a la puerta cerrada, bien visibles desde el otro lado, que a varios los hicieron enrojecer o colocarse bien las gafas.

Al poco, Yoruichi Shihouin, La Reina del Shunpo, apareció por la puerta. La joven Hana se quedó sin habla al ver que el gato se había transformado en una alta mujer de piel oscura, muy bella y con un aura llena de confianza en sí misma.

“Bien. Cuando queráis salimos.” Dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

Conflictos internos

Ya era la quinta vez que tenía que esperar a los demás en lo que llevaban de noche. Vale que ella, la Reina del Shunpo, fuese inalcanzable en velocidad, pues una de sus especialidades era el uso repetido del Shunpo, pero los demás ya podían ponerse las pilas.

Hace cien años, cuando era capitana del segundo escuadrón, el Shunpo era para ella como un simple paso más. De hecho, lo solía usar para molestar al pequeño Byakuya. Tal vez era esa la razón por la que él también se había entrenado tanto en el Shunpo y lo había dominado tan bien.

Ahora, después de tanto tiempo con la forma de gato, se había atrofiado y hacer más de doscientos Shunpos ya la empezaba a cansar. Por suerte los últimos acontecimientos ocurridos en el Seireitei, la habían permitido volver a sacar a relucir su nombre y volvía a ir recuperando sus antiguas fuerzas.

Pero la persona que esperaba junto a ella podría convertirse en su sucesora. Tal vez ahora estuviera respirando algo más ajetreadamente que la propia Yoruichi, pero Hana era joven. Muy joven, la verdad. A esa edad, Yoruichi aún no conocía correctamente las bases del Shunpo. Fue varios años más tarde cuando las comprendió y supo modificarlas ligeramente para poder llegar a donde estaba ahora.

Pero la joven a su lado ya podía realizar nada más de doscientos seguidos. Si tan rápidamente había entendido las bases como ella en su momento, para cuando llegase a la edad en la que Yoruichi empezaba a hacerse su nombre la joven ya la habría superado.

“Cuidado, Yoruichi. Está bien que admires como avanzan las nuevas generaciones, pero tampoco te creas tan vieja o te retirarás antes de lo previsto”. La morena se auto-reprendió. Tal vez la joven acabase superándola, pero Yoruichi, la Reina del Shunpo, era todavía bastante joven. Por supuesto era mucho más joven que el General Yamamoto, y a él aún le quedaba mucho fuego. Todavía no era tiempo de retirarse.

“Veo que tus habilidades respaldan tus notas. Ciertamente tienes un buen Shunpo.”

El halago de Yoruichi pilló desprevenida a Hana, que se quedó unos instantes pasmada sin saber que responder. ”Mu…Muchas gracias, Yoruichi-sama.”

“No tienes que darme las gracias por decirte la verdad. Todo el mérito es tuyo. Ciertamente me sorprende que, a tu edad, sepas tanto.”

Un visible rubor apareció en el rostro de Hana mientras desviaba ligeramente la mirada.

“Te daré un consejo sobre el Shunpo.” Anunció de repente la morena, lo cual pillo de nuevo desprevenida a la joven.

“Có…como? U…un consejo?”

“Si. Ya te digo que el tuyo es muy bueno, pero te diré algo que te ayudará a mejorarlo.”

Y sin más se acercó a la oreja de Hana y le empezó a susurrar algo. La joven, aunque aún sorprendida, prestó la máxima atención. No todos los días se reciben consejos de una celebridad como Yoruichi Shihouin.

En unos segundos Yoruichi la había dicho su consejo y ella lo memorizaba. ”Muchas gracias, Yoruichi-sama.”

La morena puso cara de aburrida. ”Oh, vamos! Deja ya lo de “sama”. Me hace parecer vieja y no lo soy. Y tampoco soy tu jefa ni nada por el estilo. Asi que simplemente llamame Yoruichi. También puedes llamarme por mi nombre, pero se es que algo difícil de pronunciar, así que tu misma.”

“De acuerdo.” La cara de Hana se sonrojó. ”Yoruichi.”

El rostro de la morena mostró una sonrisa, a la cual su joven compañera le respondió con una suya.

“Vaya, por fin sonríes sinceramente. Aún no había visto tu sonrisa.”

La joven de ojos verdes manifestó su desconcierto. ”Cómo? Qué quiere decir, Yoruichi?”

“Antes de eso. Deja de tratarme con tanto respeto, no es necesario. Háblame de “tu”, por favor. Eres casi como Soi Fong: todo el día “sama” por aquí, “Usted” por allá. Había días que me sacaba de quicio. Incluso ahora que no soy su capitana hace lo mismo. Por suerte Kisuke es un poco más suelto en ése sentido.”

La sonrisa de Hana se vio reemplazada por una risa que parecía tratar de ahogar con todas sus ganas, pero sin éxito.

“Bien, esto es lo que quería. Antes se notaba que sonreías forzadamente, y eso no es bueno. Tienes que reír de verdad como ahora.”

Aún lo ciertas que eran las palabras de Yoruichi, la joven dejó de reír rápidamente. ”Sinceramente, no tengo demasiadas razones para reír.”

“Qué quieres decir con eso?”

Hana sacudió la cabeza, como alejando pensamientos indeseados. ”No, nada. No se preo…No te preocupes.” Dijo sonriendo de nuevo, pero su interlocutora notó sin duda alguna que la sonrisa volvía a ser falsa. No intentaba engañar a los demás, sino ocultar algo que no quería que los demás supiesen.

“Por qué mentiste sobre lo de tu liberación?”

La acusación golpeó a Hana como un martillo. ”Cómo? Yo no he…”

“Si, si has mentido. Esos datos son oficiales, escritos por los profesores e incluso por algún capitán que te haya visto realizar el examen o algún entrenamiento. Yo misma he escrito algunos. Es bastante improbable que los datos estén erróneos. Además…” Añadió mirando fijamente a Hana. ”Tus ojos no mienten.”

La joven temblaba ligeramente. No quería que se supiese nada de ése tema. ”Le…suplico que no diga nada a los demás.”

Yoruichi, que no había apartado su mirada de la joven, consideró la petición. ”Pídemelo de la manera correcta y cumpliré tu deseo. Al menos mientras no afecte al resto del grupo o a la misión.”

Hana asintió conforme a las exigencias de Yoruichi. ”Por favor, Yoruichi. Podrías no decírselo a los demás?”

La expresión de la reina del Shunpo se suavizó y esbozó una ligera sonrisa.

“De acuerdo. No diré nada. Pero te aconsejo que no te lo guardes dentro de ti para siempre. Ahora somos compañeros, todos nosotros, y nos ayudamos mutuamente. Si no quieres contármelo a mi, hay alguien que de seguro te escuchará sin juzgarte y te ayudará en lo que pueda. Yo tampoco juzgo a la gente, ni muchos de los demás, pero aquel de quien hablo digamos que tiene una mente mucho más abierta que los demás. O más bien la tiene vacía y por eso escucha tan bien.”

Hana desvió la mirada al horizonte, como queriendo huir en esa dirección, no riendo ante la broma de la morena. ”No se me puede ayudar.”

Yoruichi suspiró. ”Igualmente, si tienes ganas de hablar, aquí estoy yo. Y si no quieres hablar conmigo, hazlo con Ichigo.”

Y con un rápido movimiento, desapareció en la noche usando su legendario Shunpo, dejando a Hana sola con sus pensamientos unos instantes antes de que el resto del grupo se reuniese con ella.

La conspiración

Una figura solitaria caminaba a través de varias estancias, abriendo puertas conforme cruzaba de una a otra. En cada una de ellas, había enormes grupos de criaturas horrendas y, en circunstancias normales, agresivas. Hollows.

Varias decenas de ellos se agrupaban dentro de la mansión en la que se encontraban. Y pronto serían cientos, miles de ellos.

Y todos bajo su poder.

O al menos en teoría.

De momento habían conseguido mantenerlos quietos y que no les atacasen cuando pasaban frente a ellos, pero aún habían algunos casos de sujetos que de repente se lanzaban al ataque, antes de caer pesadamente al suelo con la cabeza cercenada.

En solo cuatro días que tenían los sellos en su poder habían progresado más de lo planeado. A este ritmo, su objetivo se vería cumplido en apenas un par de semanas.

Abrió la última puerta que lo separaba de sus compañeros. En una enorme sala, semejante a una capilla, sentados sobre cómodos sillones alrededor de una mesa redonda, esperaban sus cuatro compañeros, todos ocultos en las sombras. Solo la mesa era iluminada por una luz que provenía de algún lugar del techo. Él mismo estaba oculto en la oscuridad y así seguirían todos. Tal vez fueran cómplices en el robo de los sellos, pero la confianza entre ellos no era muy grande. Esa era la razón por la que acordaron mantener el anonimato incluso entre ellos. Solo se conocían por encuentros encubiertos como ese en los que ningún dato personal asomaba en la conversación. Solo el líder, al menos eso pensaba, sabía quien era cada uno de ellos. Así evitarían posibles traiciones.

Sin siquiera saludarles o siquiera pedir disculpas por su leve retraso, se sentó en su sitio. Empezaba la reunión.

“Cuáles han sido sus primeras acciones?” Le preguntó quien estaba frente a él, con una voz fría.

“Han registrado todo el palacio elemental durante varias horas. Después han prohibido totalmente el uso de los elementos para evitar riesgos innecesarios.”

Una carcajada hizo eco en la estancia

“Como no! Son tan cobardes que no se permiten ni el más mínimo riesgo. A este paso no nos encontrarán nunca.” Quien estaba a su izquierda volvió a reírse con estrépito. Un estúpido según su opinión y, posiblemente, la de los demás.

“No se arriesgan porque tienen mucho que perder si lo hacen. Si empiezan a movilizar a todo el mundo sin planificación alguna, podrían dejar al descubierto la última pieza que nos falta, y eso no se lo pueden permitir. Si hacen los movimientos correctos, podrían incluso encontrarnos y arruinar nuestro plan.” Quien estaba directamente a su derecha era el que mejor le caía de sus cuatro compañeros. Aunque no hablaba mucho, todas sus opiniones eran lógicas y muy bien razonadas.

“No os preocupéis por eso.” Una quinta voz, el segundo por su derecha, intervino en la disputa. Su voz también era tranquila, pero se le notaba demasiado confiado. ”Ya he ajustado los recolectores y he colocado unos filtros. Aunque usemos los sellos no emitirán nada que pueda delatarnos.”

“Entonces podemos usarlos ya?” El idiota de la izquierda mostró su ansia. De los cinco era el que más quería el poder de los sellos, pero a diferencia de los demás quería usarlo para fines más depravados.

Una mirada general recorrió la mesa, donde reposaban cinco objetos encerrados en unos revestimientos artificiales. Solo parte de la energía que desprendían se escapaba por unas rendijas que había en la parte frontal, revelando que poder poseía cada uno.

Frente a él reposaba uno que emanaba una luz blanco-perlada, por lo que le habían otorgado el sello del aire. El de la izquierda tenía frente a sí uno que refulgía con luz dorada, señal de que su sello era el del rayo. Quien estaba a su derecha observaba fijamente su sello del agua mientras que el que había fabricado los revestimientos sonreía ante su sello de la tierra.

Por último, el que se encontraba de frente al del viento, apenas había mirado su sello del fuego. El líder de los cinco, aunque ninguno lo había nombrado como tal, era el más paciente de todos.

“Aún no es el momento. Primero terminemos la reunión. Prosigue.” Añadió dirigiéndose al del viento.

“Si. Tras registrar el palacio, decidieron pedir ayuda al Seireitei. Y se la han concedido.”

Los ojos del líder mostraron su irritación. Habían previsto que pedirían ayuda tal y como había sucedido, pero seguía siendo una molestia.

“Qué tipo de ayuda les han dado?”

“Han mandado varios grupos de búsqueda en los tres planos, el elemental, el espiritual y el humano. En todos los grupos hay Shinigamis sin afinidad elemental y un enviado del mundo elemental para localizar los sellos.”

“De qué os preocupáis tanto? Solo tenemos que matar al grupo del mundo humano y se habrá terminado el problema.” Dijo el del rayo socarronamente, como si discutieran donde colocar una lámpara.

“Si hacemos eso, atraeremos la atención precisamente al mundo humano, pues habrá quedado claro que estamos aquí.” El del agua tiró por tierra los planes del otro de bañarse en sangre. ”Debemos actuar con cautela.”

“Pienso igual.” Convino el del viento. ”Conozco al enviado del mundo humano. Tiene una muy alta puntuación en todos los exámenes. Si dejamos alguna pista podría localizarnos sin problema.”

“Bah! Tonterías. Si tanto miedo os da, yo me encargaré de ese enviado.”

“Te quedarás aquí supervisando el comportamiento de los Hollows.”

El líder dejó bien claro con su orden que no permitiría que sus planes fracasaran por un insaciable instinto asesino.

El idiota se levantó bruscamente del sillón plantando las manos en la mesa en señal de protesta. “Cómo? No puedes hacerme eso!”

“Ya lo he hecho.” Respondió con tranquilidad y añadió. ”Recuerda nuestro acuerdo de aquel día.”

Ante esa mención, el del rayo, al menos por lo que se veía de sus brazos, empezó a temblar. Tras unos instantes se sentó de nuevo y calló.

“Bien. De momento no haremos nada referente a esos grupos. Si los filtros funcionan bien no tenemos que preocuparnos de que nos localicen por las emanaciones de los sellos. Así que simplemente trataremos de que no nos encuentren a nosotros.”

Ante un asentimiento casi unánime, el líder dio por finalizada la reunión.

“Ahora es el momento de comprobar el poder de los sellos.” Se levantó, alargó la mano y cogió el sello del fuego. Todos los demás hicieron un tanto con los suyos y todos al mismo tiempo desenvainaron sus espadas y colocaron los sellos sobre sus hojas, cerca de la empuñadura. Los sellos brillaron más intensamente y transfirieron sus poderes a las espadas y, de ellas, a sus dueños. Estos empezaron a notar como su poder aumentaba prácticamente sin límite.

El del rayo, que había recuperado algo de su autoestima tras su discusión con el jefe, cortó el aire con su espada en dirección a un pilar cercano. Una serie de relámpagos salieron de la hoja e impactaron en el pilar haciéndolo añicos.

Los demás estaban igualmente entusiasmados, pero se limitaron a observar el cambio en el aspecto de sus katanas, que habían pasado del gris típico del metal al de cada uno de sus sellos.

“Bien, veo que los limitadores funcionan correctamente.” Comentó en voz alta el científico.

El del rayo, que ya se le había subido el poder a la cabeza, se horrorizó al oír la palabra “limite” relacionada con su recién adquirido poder. “Limitadores? Acaso tenemos poder limitado?”

“Así es. El poder de los sellos resulta demasiado grande incluso para mis conocimientos. He tenido que mezclar kidos de atadura de energía con materiales que la contienen en grandes proporciones. Y aún así pueden resultar algo peligrosos.”

“En que sentido pueden serlo?” Preguntó el del agua.

“Al nivel que están liberados ahora no hay peligro alguno. Mis contenedores mantienen el poder encerrado pero los limitadores permiten la liberación continua de su energía según sea necesaria. Cuanta más energía demandemos al sello más nos otorgará.”

“Y que hay de peligroso en eso?” La pregunta del líder era clara, no quería que su compañero se andase por las ramas.

“Nuestras zanpakutos son los canales por los cuales nos llega el poder de los sellos, pero no están preparadas para soportar un gran torrente de energía como la que emiten. Si sobrepasamos cierto límite de energía, las zanpakutos se romperán y la energía de los sellos pasará directamente y sin freno alguno a nuestros cuerpos, destruyéndonos sin remedio.”

“Cómo sabremos el límite al que podemos llegar?” Preguntó el poseedor del viento.

“Fijaos en los armazones.” Explicó mientras levantaba su espada y señalaba tres rectángulos paralelos en una esquina de los contenedores. ”Ahora que los hemos activado, estamos usando un nivel de energía de los sellos equivalente a nuestro propio nivel de reiatsu, que yo llamo nivel uno.” Añadió señalando el primer rectángulo que brillaba con la misma luz marrón que su sello. ”Si voluntariamente usamos más poder, liberaremos el nivel dos, que equivale al doble de nuestro nivel normal. Pero el problema está en el tercer nivel, pues la cantidad de energía continua liberada es de una magnitud que, como he dicho antes, me ha costado mucho contener. Durante unos minutos seriamos unas cuatro veces más poderosos, tal vez más, pero tras ese tiempo nuestro cuerpo se volatilizaría.”

Todos escuchaban con mucha atención, sobretodo el líder y el poseedor del sello del agua. La perspectiva de volatilizarse no era muy agradable para ninguno. El del rayo dudaba que eso pudiera pasarle a él, pero incluso en su egocéntrico cerebro esa idea caló hondo.

“En ese caso, y ya que para cumplir nuestro plan necesitaremos la presencia de todos nosotros, prohíbo que nadie busque enfrentamientos, por la causa que sea. Si los enemigos se acercan, huiremos en la medida de lo posible. Debemos evitar tener que caer en la tentación de usar el nivel tres.”

Todos asintieron de acuerdo con la orden, salvo el del rayo que no hizo gesto alguno.

“Ahora que este paso está dado, debemos volver a nuestras responsabilidades. Tú vuelve al palacio elemental y sigue consiguiendo información.” Dijo al del viento antes de volverse al del agua. “Patrulla los alrededores e infórmame de si el grupo destinado a este mundo se acerca demasiado.”

El aludido asintió con la cabeza y se volvió para marcharse.

“Continúa preparando la fase final. En cuanto consigamos la pieza que nos falta, debe de estar todo listo.”

El aludido poseedor del sello de la tierra asintió y también se marchó a su laboratorio.

“Tú ya conoces tu propósito. Cúmplelo y tendrás tu parte acordada.”

El del rayo volvió a sumirse en un estado de sumisión y asintió, yéndose a las habitaciones donde los hollows aguardaban.

El del viento también se giró para marcharse. Ahora tenía el sello del viento en su poder. Hasta que no obtuvieran la ultima pieza que les faltaba no podrían usarlos en su pleno potencial, pero de momento sería suficiente.

Solo tenían que esperar un poco más…

Encuentro inesperado

Un bostezo salió de la boca de Ichigo, por décima vez ese día. Se encontraban todos en la tienda de Urahara viendo las noticias que se publicaban sobre los extraños sucesos que acontecían últimamente. Cocinas que se incendiaban, grifos que inundaban casas en segundos, terremotos inexplicables… Todo muy seguido y, según se decía, por todo el mundo.

Llevaban una semana buscando y no había ninguna pista. Cada atardecer se juntaba todo el grupo y se dividían para cubrir mayor zona de la ciudad de Karakura para volver pocas horas antes del amanecer con las manos vacías. Ni siquiera el mundo espiritual, con el cual se comunicaban cada dos días, había encontrado algo que pudiera servirles.

“Maldita sea. Hemos buscado por casi toda la ciudad y no hay ninguna pista sobre los sellos.” Renji se quejaba así desde hacía dos noches, cuando perdió la paciencia y puso el grito en el cielo para que los ladrones saliesen de sus escondrijos. Cosa que obviamente no pasó.

“Tal vez estén usando algún tipo de protección que evita que se les pueda detectar.” Hana, más paciente, analizaba todas las posibles causas de su fracaso, y esa le parecía la más probable.

Ichigo recordó que cuando empezaba a despertar y controlar sus poderes de Hollow se encontraba en un almacén rodeado por varias capas de protecciones que uno de los Vizards creaba. De esa manera se aseguraban de no ser descubiertos.

“Si es así, todo el esfuerzo de esta semana ha sido en vano. Tendremos que encontrar la manera de localizar zonas protegidas y volver a revisar la ciudad desde cero.” Lo dicho por Ishida provocó que Renji saltase.

“Otra vez? Acaso no hay otra manera de hacerlo?”

“Prefieres decirle a Byakuya que no quisiste repasar de nuevo la ciudad y por ello fallaste la misión? Seguro que se lo toma a bien.” Ichigo, que conocía el respeto que su amigo tenía por su capitán, le pinchó para que recapacitara.

Renji se encaró con Ichigo, pero reconoció que tenía razón.

“Simplemente no me gustan las tareas que Urahara me pone para quedarme aquí. Acabo agotado.”

“Pues a Hana no le molesta tanto hacer tareas en mi casa.” Comentó Inoue pensativa. Reinji e Ikaku se quedaban en la tienda de Urahara mientras que hana se quedaba en casa de Inoue. Las dos se habían hecho bastante amigas durante esa semana.

“No creo que sea lo mismo que limpiar y ordenar una tienda durante todo el día.” Dijo Ikaku crujiéndose el cuello como si lo tuviera dolorido.

“Podríamos destruir todas las protecciones que puedan haber en cada zona de la ciudad. Eso les podría dejar al descubierto.” Continuó Rukia con el tema principal. Había recuperado casi toda la salud perdida debido al descontrol de su arma. Su brazo estaba muy bien curado gracias a las atenciones de Inoue, pero las marcas del hielo aún seguían ahí.

En ese momento Urahara entró en la sala y se sentó frente a los demás. ”Acabo de comunicarme con el Seireitei. De momento el décimo-segundo escuadrón ha construido un aparato que controla el caos elemental. Lo activaron hace un par de días para probarlo y, por lo que se ve, funciona.” Dijo señalando a la televisión.” El problema es que es muy grande el caos que la ausencia de los sellos provoca, así que solo tenemos una semana más para encontrarlos.”

Todos los presentes lo miraron. Solo tenían una semana más?

“Por suerte los ases en la manga del Seireitei no se terminan de momento. Están trabajando en unos sustitutos temporales de los sellos para darnos más tiempo. Pero aún así, aunque los construyesen a tiempo y funcionasen, no nos darían demasiado tiempo más.”

“En ese caso tendremos que ponernos a trabajar y buscar con más ahínco. Hana.” Dijo Yoruichi a la joven. ”Conoces algún kido de búsqueda o anulación lo suficientemente fuerte como para localizar o destruir las posibles barreras que estén usando?”

Hana negó con la cabeza. “No tengo tanto poder. Como mucho puedo hacerlo en una zona de dos manzanas, pero no mucho más.”

“Será suficiente.” Dijo la morena. ”Vamos, salimos ya mismo.”
 


 

La pared recibió un rayo y se quedó con un gran agujero. Toda la sala estaba llena de ellos, reflejos de la ira que sentía el poseedor del sello del rayo. Hacía una semana que permanecía dentro de esa maldita mansión por orden del líder y no se le permitía salir. La única compañía que había tenido desde entonces era la de los Hollows que vivían allí.

Cada día que pasaba mejoraba el control de los monstruos por parte del grupo de ladrones. Ya ninguno atacaba a el primero que pasaba por delante suyo. O tal vez habían aprendido a no atacar al del rayo, pues cuando algún Hollow perdía el control y lo atacaba moría antes de acercarse mucho.

Esto aliviaba solo una ínfima parte de la frustración que tenía encima. Necesitaba salir de ese lugar, pelear y matar a alguien.

Lanzó otro rayo, éste derribó parte de la pared y se podía ver el exterior.

Al ver el agujero no pudo evitar querer ver el exterior. La ciudad de Karakura aparecía por el otro lado. Era de noche y la ciudad estaba iluminada. Fue gracias a eso que notó algo raro en la distancia. Se concentró un poco y pudo distinguir varias formas que se desplazaban por los tejados y el aire.

Su corazón empezó a latir con fuerza de la emoción yt una sonrisa sádica apareció en su rostro. Le importaba una mierda las órdenes, saldría a luchar contra aquellos y se desfogaría a gusto.
 


 

“Creo que necesitas descansar, Hana. Te estas excediendo.” Dijo Ichigo a una jadeante Hana.

La preocupación de sus compañeros avergonzó a la castaña. Ciertamente estaba cansada. Estaba usando repetidamente un kido que rompía protecciones anti-localización, y eso la agotaba. Para que el kido fuese más potente agregaba más reiatsu, con lo cual ampliaba un poco el área afectada. Pero eso la agotaba rápidamente.

“Estoy bien, no os preocupéis.” Mintió ella.

“Descansaremos un rato. En cuanto recuperes fuerzas continuaremos.” Yoruichi intervino. Admiraba la fortaleza de la muchacha, pero no hay que sobrepasar tus propios límites.

Ante esto Hana no tuvo más remedio que descansar. Se sentó en el tejado y empezó a respirar más lentamente para serenarse.

Los demás observaban a su alrededor en busca de alguna pista que les pudiese servir. Ichigo se sentó junto a su nueva amiga. ”Te encuentras mejor?” Le preguntó con una sonrisa.

Ella le respondió con una sonrisa que reflejaba agotamiento. ”Más o menos. En la academia nunca había realizado tantos kidos de este nivel tan seguidos.”

“La verdad es que me sorprende la cantidad de reiatsu que tienes y el control que tienes sobre él. Aunque aprendiese a usar kidos, incluso los básicos, no creo que pudiera usarlos de la manera que lo haces tu.”

Una sonrisa real y sincera apareció en el rostro de Hana. Durante esa semana ellos dos habían creado una sincera amistad, la misma que el joven tenía con el resto del grupo. Eso le gustaba a la joven pues se sentía una más. Incluso el callado Chad le caía simpático.

“Muchas gracias.” Dijo ella en respuesta.

“Dime. Hay algo en lo que no seas buena?” Preguntó Ichigo con curiosidad.

La joven pensó en ello, y lo supo en seguida. Imágenes de sus compañeros pasaron por sus ojos, recordándole su maldición. Una sombra de tristeza asomó por su rostro.

“Tal vez el ser una buena Seebutsunigami.”

Ichigo iba a preguntar a qué se refería cuando algo explotó cerca de ellos. De un salto se apartaron y quedaron a una distancia prudencial.

“Qué ha sido eso?” Preguntó Ishida.

“Chicos. Estáis todos bien?” Preguntó Inoue por su parte.

“Si estamos bien. Ninguno ha sido herido.” Dijo Chad mientras miraba en derredor.

En eso que un rayo apareció de la nada y pasó entre varios miembros del grupo, casi rozándolos.

“Qué narices está pasando?” Dijo Renji mientras otro rayo pasaba muy cerca de su cabeza. Al agacharse para esquivarlo notó un golpe en el estómago. Miró abajo y un puño desaparecía en su abdomen. El brazo y el resto del cuerpo estaban frente a él, y el dueño tenía una sonrisa muy desagradable en el rostro.

“Renji!” Ichigo se había dado cuenta del ataque hacia su amigo e iba directo en su ayuda mientras desenvolvía su gran espada de las vendas que la protegían. Pero antes de estar lo suficientemente cerca para golpear a su enemigo, éste desapareció, volviendo a mostrarse un par de tejados más allá. ”Maldito!”

Renji quedó arrodillado tosiendo y expulsando sangre por la boca. Inoue no perdió un segundo y empezó a sanarlo con su kôten kisshun. Ishida creó su arco en su mano derecha y apuntó con precisión a su enemigo.

“No escaparás!” Y disparó con puntería sin igual. Pero su oponente estaba muy tranquilo. Cientos de flechas iban en su dirección, pero sonreía.

Y con razón.

A apenas unos milímetros de impactar sobre su cuerpo desapareció de nuevo y colocándose tras Ishida. ”Jejeje…”

No pudo evitarlo. Era demasiado tentador como para no hacerlo.

Rápidamente el poseedor del rayo levantó una pierna a la altura de su cintura y, girando velozmente, golpeó la espalda del arquero con la rodilla. Pero no se conformó con eso.

“AAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!”

Una corriente eléctrica muy potente atravesó el cuerpo de Ishida desde la zona del impacto. Durante unos instantes el dolor llenó cada partícula de su cuerpo, hasta que finalmente desapareció junto con la consciencia del peliazul, que fue lanzado varios metros y cayendo a la calle.

Con una triunfante sonrisa en el rostro. El del rayo alzó los brazos como queriendo abarcar el mundo e inspiró profundamente antes de soltar el aire sin prisa. ”Aaah, que bien sienta esto. Me hacía falta.”

“EL DIRECTO!!”

Un puño de energía lanzada furiosamente por Chad atravesó la distancia que lo separaba de su enemigo. Pero éste solo tuvo que apartarse para esquivarlo.

“Muy mal, muy mal. No se ataca a la gente por la espalda. Eso solo lo puedo hacer yo.” Dijo a su atacante con su sonrisa malévola.

Combate revelador

Una chispa de ira brillaba en los ojos del líder del grupo. A través de la ventana veía con total claridad el combate de su subordinado y los shinigamis. No es que le extrañase tratándose de él. Aunque no lo supiera, el poseedor del sello del fuego ya le conocía antes de pactar con él, tiempo atrás.

Ya en la academia de seebutsunigami era conocido por su obsesión por la lucha. Precisamente por eso lo había vigilado y, más tarde, sacado del problema en el que se metió precisamente por ser tan combativo. Ese afán de pelea era lo que necesitaba para su plan.

Pero, al parecer, se había equivocado en una cosa.

Lo había sobreestimado.

Pensaba que, al estar atado por un pacto, obedecería las órdenes dejando de lado tus deseos de matar. No había sido así.

Ahora su plan estaba en peligro por culpa de ese maníaco.

Suaves pasos se acercaron por su espalda y se detuvieron a un par de metros de él.

“Son nueve, mi señor. Una seebutsunigami, cuatro shinigami, una mujer que no reconozco y tres humanos. Debería ir a ayudarle?”

El líder bufó ante la idea del poseedor del sello del agua. ”Acaso quieres que llamemos más la atención? No. Que se las arregle solo. Ya he tenido suficiente con su estupidez. Está poniendo todo el plan en peligro por su maldito ego.”

“Pero señor. Según usted me explicó, su ayuda nos es necesaria para poder continuar con el plan.”

“No importa. Ya pensaré en algo. Ciertamente es clave para el plan, pero no podemos arriesgarlo todo por alguien que no obedece órdenes directas.”

Pero aunque dijese eso con calma y seguridad, internamente sabía que sustituirlo sería muy difícil. Él no daba pasos ciegos, todo tenía una razón. Cada uno de los miembros era el único que podía realizar su tarea asignada.

Pero ya no había remedio. Tendría que pensar algo.

“Qué hacemos con el sello del rayo? Quiere que se lo quite para evitar que se lo queden al ganar?”

“No se puede retirar un sello una vez añadido a la estructura de una zanpakuto, tendrás que romperla y lo dejarías indefenso. Deberás esperar a su derrota para robárselo antes siquiera de que los otros piensen en cogerlo. Aunque a él no lo podamos recuperar, tal vez podamos aprovechar y dejar que elimine a alguno de ellos. Eso reduciría sus fuerzas.”

“Si, señor.”

Y en una nube de burbujas desapareció de la sala.
 

El del rayo esquivó con facilidad otro Directo mientras bloqueaba con sus manos desnudas el golpe de la zanpakuto liberada de Madarame. Con un leve impulso saltó hacia atrás y esquivó un tajo de la Zangetsu de Ichigo.

Era muy rápido. Demasiado. Yoruichi sudaba solo de pensar en el esfuerzo que ella invirtió a lo largo de muchos años para conseguir una décima parte de esa agilidad y velocidad. Y ella era la reina del shunpo! No entendía como podía ser eso posible. Y además había usado rayos contra Ishida y, aún sin estar bajo el control de su sello, habían funcionado sin problemas.

Durante un instante que estuvo quieto, se dedicó a analizarlo en profundidad. Era joven, al menos en apariencia; pelo rubio, corto y de punta; ojos azules y de mirada propia de un maníaco, al igual que su sonrisa, que solo había visto antes en otra persona, Zaraki Kenpachi; alto y delgado, pero visiblemente entrenado por los músculos que mostraba tras su ropa: pantalones militares y camisa amarilla, junto con unas botas de cuero negras. De su muslo izquierdo colgaba una espada que suponía que era su zanpakuto.

Notó algo extraño. El color de la espada era amarillento y cerca de la empuñadura llevaba algo que no pudo distinguir antes de que su enemigo volviera a moverse a gran velocidad.

“Hana, lo has visto?”

La aludida asintió.”No he podido verlo pues está dentro de una especie de armazón, pero puedo sentirlo. Es el sello del rayo.

Esa era la razón por la que era tan veloz y que pudiese usar libremente los rayos.

“Kuchiki!” Llamó la excapitana. ”Contacta con el Seireitei y diles que hemos encontrado uno de los posibles ladrones de los sellos, que protejan esta zona y que nos manden refuerzos!”

La shinigami asintió y se apartó prudentemente del campo de batalla mientras sacaba un teléfono móvil y realizaba la llamada.

“Inoue! Llévate a Renji y a Ishida aparte y cúralos lo más rápido que puedas!”

La joven asintió y usando el Santen Kesshun transportó a Renji junto con Ishida y comenzó a curarlos.

“Hana, vamos nosotras.”

Con el rostro lleno de ansiedad, la joven asintió.

“Chicos! Apartaos! Es demasiado rápido para vosotros, nosotros nos encargamos!” Gritó mientras las dos mujeres se lanzaban usando el shunpo contra su enemigo.

Ichigo no iba a quedarse al margen. Si se necesitaba velocidad, eso es lo que usaría.

“BANKAI! TENSA ZANGETSU!”

La ropa del joven shinigami se transformó en un hakama, unas vendas que cubrían el torso de Ichigo y una especie de gabardina rajada por los bajos. Pero la clave de la liberación era la espada, que había pasado de un gigantesco sable a una katana totalmente negra.

Tras la liberación, se lanzó con gran celeridad a la carga, pero las veloces Yoruichi y Hana llegaron antes a pesar de haber estado más lejos que él.

Durante media hora no hubo tregua para ninguno de los dos bandos. El grupo de Ichigo atacaba sin cuartel por todos los lados posibles a una velocidad inigualables, mientras que, a igual velocidad, el del rayo esquivaba y bloqueaba todos los golpes pero no encontraba hueco para encajar uno él. Cuando esquivaba un golpe de Yoruichi de la nada aparecía Hana y atacaba fieramente con su espada siendo respaldada por Ichigo, que parecía haber aumentado su velocidad enormemente gracias a su bankai. Cuando éste lanzaba su estocada, siendo esquivada dificultosamente por el del rayo, empezaba de nuevo Yoruichi desde su espalda.

De no haber sido por la velocidad que le brindaba el sello hace tiempo que habría caído antes tal despliegue de coordinación y velocidad por parte de sus enemigos.

En un momento dado, los cuatro se separaron y se detuvieron para tomar aire. La reina del shunpo sudaba y jadeaba exhausta. Ni siquiera los tres más veloces de posiblemente todo el Seireitei y el mundo elemental podían golpear a ese maldito.

Renji, algo recuperado pero aún incapaz de levantarse siquiera, observaba la escena perplejo.

“In…increible. No he visto más que manchas moviéndose en todas direcciones. Ni siquiera podía distinguir quien era cada uno.”

“El enemigo está usando el sello del rayo, según Yoruichi-san. Es por eso que es tan rápido.”

El pelirrojo entendió. En ese caso el combate iba a ser muy difícil.

Tras unos instantes de respirar agitadamente, el del rayo habló. ”Ciertamente sois buenos rivales. Eso lo reconozco.” Una lengua salió de su boca para relamer sus labios, como saboreando algo muy dulce. ”Y eso me gusta.”

Su mano derecha se posó sobre el mango de su zanpakuto, la cual empezó a brillar ligeramente.

“Para recompensaros por el buen rato que me habéis hecho pasar, os diré mi nombre y os mataré con el poder de mi sello.”

Lentamente, la espada fue extraída de su vaina, mostrando un color amarillo dorado que brillaba cada vez más. Una vez fuera, la espada creó rayos que rodearon el cuerpo de su dueño como si de una armadura relampagueante se tratara. ”Mi nombre es Kaminari Arashi. Encantado de mataros.”

Tras la presentación desapareció de la vista de todos. Durante una milésima de segundo, el silencio y la quietud eran tales que hasta el aire parecía detenerse.

Pero solo duró una milésima de segundo.

Los tres compañeros sintieron los golpes al mismo tiempo, los cuales los estrellaron contra el tejado en el que se encontraban. Tenían un corte poco profundo en el abdomen. Era mucho más rápido, y estaba jugando con ellos.

“Estáis bien, chicas?” Preguntó Ichigo cubriendo la herida con una mano. Dolía, pero no mucho.

“Mientras no me hagas reír, estaré bien.” Yoruichi se levantaba trabajosamente imitando el gesto de Ichigo.

Hana simplemente asintió y se levantó apoyándose en su espada.

“Seguís vivos aún? Vaya, sois más resistentes de lo que pensaba. Me alegro, durareis más.”

Y ante la vista de todos volvió a desaparecer para repetir su triple ataque.

Pero Hana ya estaba preparada.

“BAKUDO NO 35: SHIRO NO HEE! (Muro del castillo)”

Una gruesa barrera transparente se materializó ante los tres compañeros y paró tres nuevos golpes de Arashi antes de deshacerse en miles de pedazos.

El del rayo apareció frente a ellos aún sonriente. ”Creéis que esa barrera me frenará de nuevo? Ahora que se que podéis hacer eso, os atacare por otro lado, donde no estaréis protegidos. Jejeje.”

Yoruichi había ignorado esas palabras por haberse dado cuenta de una cosa importante.

Y eso podía ser la clave de su victoria. Y al mirar a Hana observó que parecía pensar lo mismo que ella.

“Bien, puedes intentarlo. Otra cosa es que lo consigas.” Dijo con su típica sonrisa.

Un atisbo de duda apareció en el rostro de Arashi, pero desapareció tan pronto como vino y rompió a reír estridentemente. ”Acaso estás tan agotada que deliras? No hay nada que puedas hacer contra mi velocidad.”

Yoruichi se permitió ensanchar más su sonrisa. ”Si no eres capaz de reconocer tus puntos débiles, es que eres aún un novato.”

Esas palabras enfurecieron al rubio, que cargó con velocidad fulminante hacia la excapitana mientras ésta seguía sonriendo.

No llegó a tocarla.

Una ráfaga rosada apareció sin avisar y envolvió a Arashi durante un par de segundos antes de lanzar rayos desde su cuerpo que hicieron que, lo que parecían pétalos de cerezo, se apartasen de su cuerpo y pudiera apartarse.

“ Quién se atreve?!”

Por su parte Yoruichi se mostraba tranquila y miraba al recién llegado. ”Qué te ha hecho tardar tanto? Te estás perdiendo un buen combate. Tenías otros asuntos que atender?”

La figura de un hombre se reveló ante ellos, sin mostrar alivio por haber llegado a tiempo, enfado por la burla o siquiera temor por el enemigo que había sido capaz de herir a Yoruichi Shihouin.

Kuchiki Byakuya no mostraba emoción alguna.

Un tremendo poder

Kaminari observaba al nuevo invitado con rabia. Había estado a punto de culminar su juego, y lo habría conseguido de no ser por su repentina intervención. Esa mujer de mirada felina estaría muerta junto con sus compañeros.

Dios, necesitaba matar a esa maldita mujer! Se había burlado de él, del grandioso señor del rayo! La castigaría matándola lentamente. Ya había demostrado ser la más rápida de esos tres, así que empezaría cortándole los tendones de los tobillos para que no pudiese moverse a ningún sitio. Una vez fuera del combate, se encargaría fácilmente de los otros y los mataría delante de ella, siendo su turno el último de todos.

Si, eso haría. Disfrutaría mucho, seguro.

Pero ése nuevo individuo… Esa mujer parecía tener mucha confianza en él. Tal vez era poderoso. Llevaba uno de esos Haori de capitán. Y qué demonios había sido eso que le había atacado? Parecían pétalos de flores de cerezo. Bah, eso no importaba. Si ése era su poder, no era para nada fuerte. Con una leve subida de potencia eléctrica a su protección bastaba para deshacerse de lo que fueran esas cosas.

“Así que tenemos un idiota más con el que jugar? Me parece perfecto. Cuantos más vengáis, más podré matar.

“Realmente piensas que por tener un sello en tu poder puedes ganar? Realmente pareces un novato.” La mujer con ojos de gato sonreía con suficiencia mientras se volvía a burlar de él.

“Ése es el que lleva el sello? En ese caso mi deber es derrotarte y quitártelo. Si me lo entregas sin más tu sangre no será derramada y te llevaré ileso ante el comandante del mundo elemental para que pueda juzgarte.”

Ese último comentario de Byakuya hizo hervir de rabia a Kaminari. ”Y como piensas quitármelo? Soy más veloz que cualquiera de vosotros y tengo mucho más poder, estúpido!“

“Ciertamente eres muy rápido. Mucho más que yo, debo admitir.” Yoruichi seguía sonriendo mientras admitía que su velocidad no podía rivalizar con la de él. ”Sin embargo tienes un defecto que te quita toda la ventaja que te da la velocidad.

“Un defecto? No digas estupideces, mujer!”

“Si no te lo crees de labios de una mujer, entonces no tendrás problemas si te lo dice un hombre.” Byakuya volvió a intervenir, pero no en defensa de la excapitana como Ichigo y los demás pensaban. Intervenía simplemente por el hecho de que su enemigo se diese cuenta de la superioridad del Kuchiki al ser capaz de percibir algo que el otro no. ”Tienes un gran defecto. Solo he visto unos instantes tu estilo de lucha y lo he notado. Me sorprende mucho que tú mismo no. Aunque tal vez Yoruichi esté en lo cierto y no seas más que un simple novato con un poder que no merece.”

Una gruesa vena llena de ira palpitaba en la sien del poseedor del sello del rayo. A cada segundo que pasaba su instinto asesino le pedía mayores y más dolorosas torturas para esa pareja que no cejaba de tratarlo como si fuese un inútil.

En ese momento acarició inconscientemente en mango de su zanpakuto y tuvo una idea. Se lo habían prohibido, pero si iba a jugar con todos ellos mejor disfrutar lo máximo posible. Sobretodo del sufrimiento que les impondría a ese par de malditos.

“Si tan novato e inútil pensáis que soy, no os importará que os demuestre lo contrario a mi manera. ARRANCÁNDOOS CADA CENTÍMETRO DE VUESTRO CUERPO CON MIS PROPIAS MANOS!”

Giró la hoja de su espada sobre su mano y la cogió al revés, con la punta mirando hacia abajo, con las dos manos en la empuñadura y en una postura como queriéndola clavar en el suelo.

“UMI TO SORA O HAKAI SHIRO, RAIJIN!” (Destruye el cielo y el mar, Raijin!)

Una tormenta relampagueante se desencadenó alrededor del Kaminari que obligó a todos a apartarse varios metros para evitar ser alcanzados por alguno de los rayos. Tras unos segundos el número de relámpagos se redujo dejando a la vista el cambio que el arma de Arashi había sufrido. Una lanza dorada con una gran triple punta de acero sustituía a la esbelta hoja de la katana que era antes. Todo el mango dorado estaba decorado con relámpagos en relieve que parecían brillar con un leve fulgor. La triple punta de acero tenía el tamaño de un torso humano. Las dos puntas laterales se abrían hacia los lados ligeramente formando esquinas rectas mientras la punta central sobresalía sobre las otras dos. El arma parecía gritar “relámpago” solo por su aspecto.

Algo que todos notaron es que una cosa no había cambiado con la liberación. El contenedor del sello seguía igual, enganchado donde la hoja de acero y el mango se unían.

Y dos luces brillaban en una esquina del armazón.

En lo que se tarda en parpadear la figura del poseedor del rayo desapareció de la vista, volviendo a aparecer ante una sorprendida Hana con media rodilla incrustada en su abdomen y desapareciendo de nuevo.

La joven, lanzada contra el tejado en el que se encontraban, y al igual que Renji antes que ella, escupió sangre debido a la fuerza del golpe.

“Hana!” Ichigo se arrodilló preocupado junto a ella, a lo que una gran punta de acero proveniente de una lanza se materializó delante de su rostro, dándole apenas tiempo para levantar su espada como defensa antes de desaparecer de nuevo.

“Maldita sea! Ahora es aún más rápido que antes!”

“Kurosaki Ichigo. Si esa velocidad te asusta mejor será que te vuelvas a tu casa. Aquí no serías útil.

Las frías palabras de Byakuya resonaron duramente en el joven shinigami. “No estoy asustado, maldita sea!”

“En ese caso levantate y emplea a fondo tu espada. Nadie está aquí para jugar, o al menos yo no he venido para eso.”

Tras las palabras pronunciadas, sacó su zanpakuto y la blandió frente su calmado rostro.

“Shire, Senbonzakura.”

La hoja de su espada de dividió en mil pedazos brillantes que semejaban pétalos de flor de cerezo, los cuales rodearon a Byakuya durante unos instantes antes de expandir su protección varios metros a la redonda.

Ichigo sonrió. Si Byakuya se estaba poniendo serio, él también debía.

“Quedate aquí, Hana. Recupérate antes de volver al combate.”

“Es… Espera!” Al intentar levantarse para seguirle el dolor de su abdomen aumentó impidiéndoselo.

Ichigo se encaminó tranquilamente hacia la figura de su enemigo, que había aparecido varios metros alejado del grupo. Ahora que había liberado su arma parecía más calmado y seguro de sí mismo.

Se llevó la mano izquierda a su rostro, como queriendo arrancarse la piel, y arañó el aire creando una mascara de hollow con la que borraba la línea que separaba los shinigami de esas bestias juntando ambos en un solo cuerpo, en una sola alma.

“Esa mascara…” Byakuya ya había visto esa mascara de hollow, durante su encarnizado combate contra Ichigo tiempo atrás. Durante el corto espacio de tiempo que esa mascara se mantuvo sobre el rostro de su por aquel entonces oponente la personalidad de Ichigo fue sustituida por otra muy diferente, con una locura y sed de destrucción imparables. El poder de combate que demostró en ese momento fue superior incluso que el del propio Byakuya, capitán del sexto escuadrón por legado familiar y meritos propios. Si el shinigami había conseguido controlar a la bestia, entonces Ichigo se había vuelto increíblemente poderoso desde la última vez que lucharon.

“Quién te crees que eres poniéndote una careta para niños en un combate? Piensas que vas a impresionarme?”

Las palabras de Kaminari sacaron al capitán de su fugaz trance. Por muy impresionante que fuera volver a ver esa mascara y esos ojos dorados a través de ella, hasta que no demostrase su poder no iba a darle ningún punto a favor.

“Mi intención no es impresionarte, Arashi.” Fue la respuesta de la gorgojeante voz de Ichigo, modificada por su nueva condición. ”Mi intención es acabar contigo.”

El mencionado Arashi rió con su voz estridente, dejando bien claras sus dudas al respecto de tal amenaza.”Adelante pues.”

Ni siquiera llegó a percibir el movimiento.

Donde antes se encontraba su oponente, de pie y mirándolo fijamente, ahora no había más que una ligera nube de polvo. No se lo pensó dos veces y se dio media vuelta levantando su defensa con la lanza a tiempo de bloquear un ataque velocísimo de una katana negra como la noche desde arriba. Pero, aún bloqueando la afilada hoja, la fuerza del golpe empujó al incrédulo señor del rayo hacia abajo hasta estrellarse contra el duro suelo, donde abrió un cráter de poco desdeñables dimensiones.

Pero desaparecido el polvo, el enemigo estaba de pie sin un solo rasguño.

“Je. Esperaba algo más con la presentación tan veloz que te has hecho. Ahora es mi turno.”

Una pequeña nube de polvo fue lo que quedó como testigo de que una milésima de segundo antes hubo algo en el suelo. Haciendo honor a su apellido, kaminari se lanzó veloz, demasiado rápido para que nadie pudiera verle ni sentirle, con la lanza por delante en busca del corazón de su enemigo, un asombrado enemigo que, pese a que sabía que el combate no sería nada fácil, esperaba haber causado más daño con su golpe.

Dos costillas se rompieron, el esternón casi siguió el mismo camino, los pulmones exhalaron todo el aire debido al impacto dejando sin respiración a su dueño y el corazón estuvo en un tris de pararse por el impacto.

Pero no fue la lanza la causante de los daños.

Shihouin Yoruichi imprimió más fuerza en su patada y consiguió devolver al poseedor del sello del rayo al mismo cráter que había abandonado décimas de segundo antes, y esta vez le iba a costar más levantarse.

“Te lo he dicho y te lo vuelvo a decir. Tienes un punto débil y es, aparte de tu arrogancia, la misma velocidad que posees.”

Sentimientos descontrolados

Era un milagro. Un verdadero milagro. Tras quedarse sola, se examinó el cuerpo con cuidado y comprobó que no tenía daños serios, ni siquiera una fractura. Con recuperarse un par de minutos podría volver a la batalla. No permitiría que en su primera misión, sobre todo una tan importante, se la amonestase por ser tan débil como para no ayudar en un combate.

Porque ella, Hana, era débil. No podía evitarlo. Era su maldición, y la había aceptado.

Pero eso no significaba que iba a dejar que sus nuevos compañeros saliesen heridos, no si podía evitarlo. Eran los únicos que no la habían mirado como un bicho raro o con desagrado. Por el contrario todo eran sonrisas y bromas. Todos la trataban como si hubiesen sido siempre compañeros, amigos desde la infancia. Se sentía bien entre ellos, mucho mejor que en toda su vida.

Sonrió levemente. Sabía que eso no duraría mucho. Sin embargo, mientras durara haría todo lo necesario para ayudarles, para devolverles el favor de permitirle ser de los suyos por un tiempo.

Dificultosamente, se levantó y dirigió su marcha hacia donde se realizaba el combate. Llegó justo a tiempo de ver la poderosa patada de Yoruichi y de escuchar lo que ella ya sabía. Giró la cabeza buscando el rostro de su enemigo y vio sorpresa y rabia. No esperaba menos. Le estaban echando en cara que su punto débil era precisamente su mejor arma.

“Qué estupideces dices, mujer? Mi velocidad es lo que me está haciendo invencible. Ese golpe que me has dado ha sido un regalo de los dioses, pero no creas que dan muchos más.”

Kaminari sonreía son suficiencia, pero Hana sabía que era todo fachada. En sus ojos se notaba la duda.

“Si tan invencible eres por tu velocidad no debería haber regalo alguno que nos pudiera ayudar. La suerte no existe en un combate, sino la experiencia y el conocimiento de tus habilidades. Y tú careces de ambos.” Byakuya continuó la pulla desde el tejado, mirando fijamente a Arashi a través de su escudo de pétalos de cerezo.

La seguridad en sí mismo desaparejó totalmente del rostro del señor del rayo, mirando alternativamente a la mujer y al capitán.

“No te das cuenta de que tu cuerpo es muy veloz, pero tu mente no logra adaptarse a la velocidad que le impones. Creas una línea de acción a seguir, una ruta por la que correr veloz y llevas ambos hasta el final. No puedes cambiar de dirección o abortar si algo te impide seguir. Esa es tu debilidad. Una vez desapareces, si sabemos a donde vas, podemos golpearte, y no puedes evitarlo.” Terminó de aleccionar Yoruichi poniéndose en guardia, lo cual hicieron también los demás.
 

Renji, Chad, Rukia e Ikkaku observaban todo el espectáculo desde una distancia prudencial. El primero se había recuperado lo suficiente como para volver a la batalla gracias al poder de Orihime, pero Ishida aún se encontraba inconsciente. La joven se preocupaba cada vez más por no saber que hacer para despertarlo.

“Inoue, no te preocupes. Debe ser esa descarga que le dio con el golpe. Seguro que está bien.” Chad trataba de tranquilizar a su amiga haciéndole ver que no era culpa suya que Ishida no despertase. Como apoyo para su teoría acercó una mano al cuerpo del arquero y, estando a apenas unos centímetros de tocarlo, salieron varias chispas.

“Pero…”

“Déjalo, Orihime. Ya has hecho todo lo posible por sus heridas. El resto se le pasará con el tiempo. No creo que muera por unas chispitas.” Renji trataba, al igual que Chad pero a su propia manera, de animar a la joven.

Al parecer funcionó, pues la barrera rechazadora de eventos desapareció y las hadas encargadas de ejecutar tan impresionante técnica volvieron a sus horquillas correspondientes y se levantó del suelo para observar, al igual que sus amigos, como se desarrollaba el combate.

Ver a Ichigo, la persona que amaba, con una mascara de Hollow la había horrorizado desde el primer momento. Aun recordaba la gorgojeante voz que tenía cuando unía shinigami y hollow dentro de su cuerpo. Sabía que era él, los ojos amarillos que la miraban tras la máscara reflejaban quién era. Pero no podía evitar sentir miedo.

Desde aquella distancia podían escuchar lo que se hablaba, y el que su enemigo tuviera un punto débil les pareció una gran noticia.

“Ahora si que podemos ir a por ese pelo pincho y romperle todos los huesos! Me lo pido primero para destrozarlo!” Ikkaku empezó a adelantarse para ir en busca de un buen combate.

“Oye! Espera! No dejaré que te lleves toda la gloria!” Renji salió tras Ikkaku igual de rápido que él. Por eso chocaron los dos con la misma fuerza contra el escudo repeledor que Inoue había creado de repente frente a ellos.

“Se nos dijo que permaneciéramos apartados pues era una batalla de velocidad. Ninguno de nosotros está a su altura en ese campo.” Rukia, siempre sensata, trataba de disuadir a sus compañeros de ir al combate. ”Solo ellos pueden hacerle frente.”

Ambos guerreros asintieron resignados a no poder participar. No les hacía gracia, sobre todo siendo aguerridos luchadores que nunca rechazaban un combate a muerte, pero no tenían otra opción.

Ninguno de ellos, si siquiera Chad, que solía sentir antes que los demás el peligro, percibió una sombra tras ellos. Una sombra que, tal y como el grupo hacía, observaba el combate con mucha atención.
 

/No puede ser! Tengo el sello del rayo en mi poder, debería ser invencible! Esto no debería estar ocurriendo!/

Apenas diez minutos después de que la mujer de piel morena lo lanzase al suelo y se mofase de él diciendo estupideces sobre un imposible punto débil, Kaminari, poseedor del sello del rayo, se encontraba lleno de golpes, lanzado contra un tejado por esos pétalos que protegían al capitán. Cada vez que atacaba a uno de ellos, otro se metía por medio y no podía evitar su ataque. Cierto era que, al golpearle, se llevaban una descarga de su protección, pero eso no parecía importarles mucho.

No podía ser, era imposible. Él era Kaminari Arashi, era infinitamente más poderoso que ellos.

Y ahí estaba, echado de cualquier manera en el tejado con esos tres malditos mirándolo con superioridad. Una rabia incontenida inundó su ser, cegándolo por completo. Se lanzo al ataque contra esa maldita mujer queriéndola atravesar con su lanza, pero el shinigami de la máscara se lo volvió a impedir con una estocada que, de no ser por su protección de rayos, habría conseguido cortar su piel. Pero eso no evitó volver a ser enviado contra el suelo.

“Si mi velocidad no funciona, según dices, en ese caso no la usaré.” Decía Kaminari mientras se volvía a levantar.

“Vaya. Finalmente reconoces tu derrota?” Preguntó Byakuya.

“Eso jamás. Solamente cuando muera reconoceré que he sido vencido. Simplemente no usaré la velocidad.” Mientras pronunciaba estas palabras, su arma empezó a cargarse de un gran voltaje, soltando pequeños relámpagos que golpeaban el suelo creando pequeños agujeros. ”Pero tengo otras armas.”

Con un raudo movimiento golpeó el aire con la punta de la lanza de un lado a otro. Una descarga eléctrica llenó el área ante sí y avanzó hacia los tres shinigamis que, más por la sorpresa que por otra cosa, a punto estuvieron de ser golpeados por los rayos. Pero tras volver de nuevo la vista a su enemigo, éste ya había enviado una nueva carga eléctrica contra ellos.

Ichigo usó el shunpo para ponerse detrás de Kaminari para golpearle y evitar más descargas, pero con la parte baja del mango el señor del rayo golpeó al shinigami, que no vio lo suficientemente rápido lo que se le venía encima y le golpeó en el rostro, rompiendo la máscara, con lo que sus poderes de hollow desaparecieron, mientras era enviado contra la pared de una casa.

“Lo dije antes y lo vuelvo a decir. Solo yo puedo atacar por la espalda.”

Antes de poder responder a esas palabras, Ichigo tuvo que esquivar con un salto la punta de lanza que perforaba el aire en su dirección buscando hacer lo mismo con su carne.

Aterrizó junto a Hana, que parecía encontrarse un poco mejor, aunque su cara estaba algo pálida. ”Te encuentras bien?”

Ella asintió, aunque era obvio que mentía, y sonrió levemente. ”Lo suficientemente bien como para volver al combate.”

Dicho lo cual desenvainó su espada y se puso en posición defensiva.

“Así que la seebutsunigami está lista para morir?” La voz de Kaminari resonó en la noche desde un tejado cercano, enfrente de los dos compañeros. ”Hasta ahora no me había fijado, pero por tu uniforme veo que eres del escuadrón ígneo.”

Hana observó momentáneamente sus ropas. Obviamente basaba ese comentario en el color de su uniforme, el rojo. ”Si conoces los uniformes de cada escuadrón es porque también eres un seebutsunigami. Por qué traicionas a tu gente?”

“Eso no es de tu incumbencia, mujer.” Respondió con una mueca de desprecio en su rostro.

Algo dentro de Hana se revolvió y, antes de darse cuenta, se había lanzado al ataque guiada por la ira. Tal fue la sorpresa general, incluyendo a Kaminari, que éste no pudo evitar su ataque y lo golpeo en el pecho con su espada. Por desgracia para ella, la protección hizo su trabajo y el daño se redujo considerablemente y ella se llevó una descarga.

“HANA!” Ichigo y Yoruichi se lanzaron en ayuda de su compañera, pero se encontraron con una sorpresa.

“Bakudo no 83º, Sichichuushooheki (Barrera de los siete pilares)”

De la nada aparecieron siete pilares con símbolos grabados en su superficie rodeando a los dos combatientes. En los espacios intermedios y sobre los combatientes, una barrera de energía impedía el paso de ayuda al otro lado.

Pero tampoco dejaba salir.

“Te has encerrado conmigo dentro de una barrera que impide que puedan ayudarte. Te arrepentirás de esa estupidez, mujer. Pienso destrozar tu cuerpo delante de todos.” Kaminari sonreía lascivamente con una mirada llena de éxtasis. Necesitaba matar a alguien, y esa estúpida mujer se lo había puesto en bandeja de oro. La barrera apenas tenía diez metros de diámetro, no había apenas sitio para esquivar. Era un combate prácticamente cuerpo a cuerpo.

Hana, al contrario de lo que debería, no sentía miedo. La ira seguía guiando sus acciones en estos momentos, y quería atacar.

Y el ataque empezó pronto. La triple punta de la lanza buscó el corazón de Hana, esta bloqueando el ataque lateralmente por apenas milímetros. Aprovechando el giro que podía hacer, cogió impulso y contraataco con un corte descendente directo al cabeza, bloqueado por el mango del arma de su oponente. Pero el contraataque no terminó ahí, pues sin esperar atacó con la pierna a la rodilla desprotegida, que se dobló obligando a kaminari a hincarla en el suelo quedando a una altura que le daba desventaja.

O eso parecía.

Con un giro del brazo la lanza golpeó las piernas de la seebutsunigami haciéndola caer de espaldas, pero una rápida reacción evitó ese destino al colocar la mano libre en el suelo y dar una voltereta hacia atrás, apartándose del enemigo con una rodilla también en el suelo. Con la pierna que no estaba en el suelo se impulsaron ambos contendientes y sus armas chocaron con fuerza. Kaminari apoyó el mango en el suelo de la barrera y elevó la punta hasta poner su arma recta, enganchando con ello el arma de su oponente. Levantó las dos piernas usando de apoyo su lanza y quiso dar una doble patada, pero una supuesta indefensa Hana se defendió con un rápidamente conjurado Byakurai dirigido a las piernas que se acercaban. Consiguió el efecto deseado al bloquear el ataque y enviar con las piernas por delante a su enemigo al lanzarlo hacia atrás, quedando éste echado bocabajo en el suelo.

Aprovechando esa oportunidad, la joven se lanzó con el arma preparada para clavársela a Kaminari, pero éste se las apañó para levantar su arma y apuntar con ella a su oponente, la cual frenó en seco e hizo amago de apartarse.

Pero no fue lo suficientemente rápida.

Una esfera de rayos salió disparada de la punta de la lanza e impactó en el pecho de Hana, la cual sufrió todo el voltaje que su enemigo podía generar en carne propia. Un grito desgarrador llenó la inmensidad de la noche, un grito silencioso para las personas que no eran capaces de sentir ni ver la fuerza espiritual. Pero para aquellos que sí podían, el grito les rompió el alma.

El efecto del ataque terminó y Hana cayó casi inconsciente en el suelo, su espalda apoyada en la pared contra la que la había lanzado su enemigo.

“HANA!!!” Ichigo gritaba el nombre de su amiga como si solo eso pudiera hacerla levantarse y seguir luchando.

“Te lo dije. Soy invencible. Incluso sin mi velocidad no se me puede vencer. Mi poder es absoluto.” El señor del rayo se levantaba con mucha parsimonia mientras una sonrisa de triunfo resplandecía en su cara. Finalmente disfrutaría de su premio.

“HANA!! LEVANTATE!!” El joven shinigami atacaba con su espada la barrera en un intento desesperado por ayudarla.

“Te confieso algo. Has luchado bien. En un par de momentos me has tenido acorralado, pero al final el que gana es el más fuerte. Así que no te deprimas. Has hecho todo lo posible.”

Kuchiki Byakuya se unió a Ichigo en el esfuerzo por romper la barrera. No podía permitirse la muerte del enviado del mundo elemental estando él presente. Así que usando su Senbonzakura atacó sin piedad la barrera mientras ichigo hacía lo propio.

No apareció ni un rasguño.

Kaminari cogió del cuello del uniforme a la joven con el brazo derecho y la levantó sin esfuerzo, ésta todavía inmóvil por el efecto del ataque. Con la punta central de la lanza le hizo un leve corte en la mejilla, con lo que empezó a brotar sangre.

“QUITALE TUS MANOS DE ENCIMA, MALDITO!!!” Ichigo redobló sus esfuerzos, haciendo temblar la barrera con cada golpe dado.

Pero seguía sin romperse.

“Hana! Hazlo! Aún puedes luchar si liberas tu zanpakuto!”

Esta vez fue Yoruichi quien dio el grito. Ichigo cesó de atacar la barrera al escuchar tal revelación.

“Qué libere? Pero si ella dijo que…”

“Alguien te ha dicho que pares de atacar la barrera, Kurosaki?”

La voz de Byakuya hizo que el joven shinigami reconsiderara si quería resolver el misterio o salvar a su amiga, por lo que volvió a golpear insistentemente la barrera.

Hana, por su parte, había oído lo que le había dicho la reina del shunpo, pero no hizo nada.

“Hana, maldita sea! Si no liberas tu arma, morirás!”

La aludida negó con la cabeza. No quería hacerlo, no iba a hacerlo. No quería perder lo que había conseguido.

Kaminari escuchaba toda la conversación. ”Así que todavía tienes trucos que enseñarme? Vaya, interesante. No se si darte la oportunidad de mostrármelos. Nunca he luchado contra un seebutsunigami de elemento fuego.”

Hana, sin inmutarse por las palabras de su enemigo, empezó a murmurar silenciosamente.

“Cómo? Habla más alto, que no te entiendo, mujer.”

La joven siguió ignorando sus palabras y, cuando terminó de murmurar, acercó su mano libre a la protección de rayos de su enemigo, debido a lo cual se llevó una descarga más.

“Bakudo no 70, kiritorinozoku. (Disipador de la niebla/Disipar la niebla)”

Las descargas de la protección cesaron al instante. No había nada protegiendo su cuerpo. Una leve sonrisa de triunfo apareció en el rostro de la seebutsunigami.

Viendo lo que le había hecho, y suponiendo que lo que había murmurado era la invocación del bakudo, Kaminari no esperó más para disfrutar de su venganza y de destrozar el cuerpo de la joven todo lo que pudiese. Levantó la lanza y apuntó con ella al pecho, apuntando al corazón que pronto sacaría con sus propias manos.

De pronto sintió una gran cantidad de Reiatsu que salía de varios puntos a su alrededor.

“KUROI GETSUGA TENSHO!”

“KOTEN ZANSHUN!”

“EL DIRECTO!”

“HOERO, ZABIMARU!”

“NOBIRO, HÔZUKIMARU!”

Los ataques combinados de Ichigo de nuevo con la mascara y con la ira como guía; Inoue, Chad, Renji e Ikkaku, que viendo como podía terminar su nueva amiga decidieron ayudar a salvarla como pudieran, y Byakuya golpearon al mismo tiempo la barrera infranqueable, deseando con todo su corazón, o al menos cinco de ellos, que la barrera se rompiese y pudieran salvar a Hana.

Una grieta apareció en uno de los pilares. Seguidamente apareció otra más, y otra, y otra más… Todos los pilares estaban llenos de grietas que juntas formaban roturas que terminaron por derribar los casi invencibles pilares de la barrera.

Sin esperar siquiera una décima de segundo más, Ichigo voló en dirección a Kaminari y Hana, ésta última finalmente inconsciente, y de un golpe con su espada negra como la noche cortó el brazo derecho de su enemigo, recogió a su amiga delicadamente y la llevó a un lugar seguro.

Kaminari no creía lo que sus ojos veían y su cuerpo sentía. Su brazo derecho había sido cercenado. A medida que la sangre escapaba por la herida, se daba cuenta de que lo habían vencido. Su cuerpo se debilitaba, ya no podía luchar aunque su alma y mente así lo querían. Incluso su zanpakuto, Raijin, había vuelto a su forma de katana.

Una figura apareció delante de él sacándolo de su ensimismamiento ante la muerte. Pero al contrario de lo que pensaba, no era la mujer de piel morena ni el capitán shinigami, ni siquiera ese de la máscara. Quien estaba delante de él era alguien más conocido.

“Tu…”

Sin mediar palabra a su compañero, el portador del sello del agua, cogió la zanpakuto de Arashi y rompió la hoja para horror de su dueño.

“Qué haces? Por qué haces eso?”

“Has perdido el combate, pero no por ello el jefe puede permitirse el lujo de perder un sello.” Respondió tranquilamente mientras sacaba el sello del rayo de la empuñadura rota. Hecho lo cual, y tras guardarlo en un bolsillo oculto, sacó su propia zanpakuto. ”No puede tampoco permitir que les digas nada a ellos.”

Antes de poder replicar, una hoja de acero atravesó su garganta y columna vertebral limpiamente, cortándole la respiración y la corriente espinal.

En sus últimos instantes, Arashi recordó el momento en que el destino le jugó la mala pasada que le llevaría por el camino que había cogido hasta ese momento.
 

[Flashback]

Estaba en una prisión del cuartel de su escuadrón. Llevaba ya varios días allí, aburrido. Pero no se arrepentía de lo que había hecho para acabar en ese lugar. Durante un entrenamiento, en el que el objetivo era solamente golpear el hombro del compañero cuando dejaba una obertura en su defensa, él sobrepasó con creces ése ligero golpe.

Por el puro placer de hacerlo, se lanzó con las manos desnudas en un momento de descuido de su compañero y comenzó a golpearlo sin piedad alguna. No sabía la razón para ese ataque de ira, de hecho su compañero era un buen amigo suyo, pero su amistad no pareció suficiente para su instinto asesino.

Para cuando el teniente del escuadrón consiguió inmovilizarlo con un bakudo, su amigo estaba inconsciente, bañado en su propia sangre y prácticamente irreconocible. Varios compañeros no pudieron evitar vomitar ante la atrocidad que había cometido. Los del escuadrón Terráneo, encargados de los tratamientos médicos, hicieron todo lo posible por el chico, pero salvo evitar que se desangrara y cerrar lo mejor que pudieron las heridas no pudieron hacer mucho más.

Por lo que le habían contado tras meterlo en prisión, perdió un ojo, apenas podía hablar, le costaba respirar y nunca volvería a manejar una espada por lo dañadas que le habían quedado las cuatro extremidades.

Por ello, hasta que los jueces que decidirían su destino, permanecería en esa celda. Pero no se arrepentía. Solo el recordar la sensación de notar la sangre salpicándole, los huesos romperse bajo sus golpes, los gemidos y gritos de dolor… Su sangre empezaba a hervir de excitación.

La puerta que llevaba a las celdas se abrió. Alguien entró en la habitación, cerró la puerta y se mantuvo en el anonimato no poniéndose a la vista de Arashi.

“Disfrutaste destrozando a ese chico?”

La pregunta lo sorprendió. No era lo que esperaba. Si la hubieran hecho con tono de reproche entonces la entendería, pero parecía más llena de curiosidad que de rencor.

“Si, lo disfruté mucho. Realmente me sentí mucho mejor.” Por qué mentir si tal vez el castigo sería el mismo?

Quien quiera que fuera, no pareció horrorizado ni asqueado por la respuesta. Es más, siguió preguntando. ”Volverías a hacerlo si tuvieras la oportunidad?”

“Si, lo haría.”

“Quieres hacerlo otra vez?”

Esta pregunta si que no se la esperaba de ninguna manera posible. Era una invitación.

“Por supuesto.”

Una leve risa flotó en el aire de la estancia seguida de un cántico que sin duda pertenecía a un kido, tras el cual las rejas de la celda desaparecieron tras el impacto de una explosión.

Aunque el tremendo sonido provocado atraería a los centinelas, la figura, que por fin veía como la de un hombre adulto, parecía tranquila. ”En ése caso, sígueme.” Y se encaminó por la puerta por la que había entrado.

Sin pensarlo dos veces, Arashi siguió a su libertador. Pero apenas pasado el umbral de la puerta, el hombre se detuvo y miro a Kaminari detrás de él. ”Antes deber jurarme algo.”

“El qué?”

“Júrame lealtad y que cumplirás mis órdenes. Te conseguiré y permitiré las matanzas que quieras mientras te las pueda dar, pero quiero absoluta obediencia por tu parte. De lo contrario el castigo que te pondrán los jueces será la pena más horrible que puedas imaginar. Puedo influir en ello, créeme.”

Kaminari no pudo evitar dudar de lo que hacer. Qué quería ese hombre de él que le prometía tanto placer a base de matar gente?

Los gritos de los centinelas acercarse le hicieron decidirse rápidamente.

[Fin del flashback]
 

Tras recordarlo, por primera vez sintió lástima. Por el amigo al que destrozó la vida, por los guardias que mató saliendo de la celda, por los que masacró durante su servicio a aquel hombre… pero sobretodo por sí mismo, aunque ya fuera tarde.

Una lágrima rodó por su mejilla silenciosamente y desapareció entre sus ropas.

La espada salió de su cuello limpiamente y fue limpiada y guardada de nuevo.

Sin más, el portador del sello del agua desapareció en una nube de burbujas, dejando solo a Kaminari.

La alumna, el uniforme y la maldición

Todos se reunieron a cierta distancia de un Kaminari recién desmembrado para comprobar el estado de Hana. Inoue no perdió el tiempo y empezó a sanarla con su kôten kisshun.

“Tiene la misma carga eléctrica que Ishida-san. Solo puedo curarle las heridas, no quitarle…”

Se calló al observar como las chispas que saltaban por el cuerpo de la seebutsunigami iban menguando hasta desaparecer por completo. Hana seguía inconsciente, tal vez debido al combate en sí, pero ya no sufriría los efectos secundarios de las habilidades de su enemigo.

Al pensar en él, Ichigo, Yoruichi y Byakuya se volvieron y buscaron a su enemigo donde lo dejaron con el brazo sesgado. Lo que vieron los dejó sin habla. Un sujeto que desconocían extraía su espada del cuello de Kaminari, la guardaba y desaparecía envuelto en burbujas, cayendo Arashi al suelo, muerto.

“Quién diablos era ese?” Preguntó Ichigo, sorprendido por cómo habían sucedido las cosas.

Ninguno de los otros dos supo contestar. Byakuya por su parte bajo a comprobar el cadáver en busca del sello elemental. No lo encontró.

“Al parecer quien mató a nuestro enemigo se llevó el sello.”

“Es lógico. Ese sujeto debe de haber estado espiando el combate desde el principio.” Convino Yoruichi cruzando los brazos en señal de reflexión.

“Qué quieres decir?” Pregunto el joven shinigami al no entender.

Yoruichi suspiró. Había veces que no creía que el joven fuera tan lento entendiendo las cosas. ”Imagínate que has obtenido objetos de increíble poder y que los distribuyes entre tus compañeros. No puedes permitirte el lujo de perderlos, pues, si lo haces, algo malo sucederá. Si uno de tus amigos debiera luchar, como evitarías que ese objeto cayese en manos equivocadas?”

Ichigo, entre las palabras de la excapitana y ver la espada de Kaminari rota donde debiera estar el sello, entendió lo que quería decir. Y le pareció algo horrible.
 

“Oh, que mala suerte! Hemos estado a punto de recuperar uno de los sellos.”

Todo el grupo, salvo Byakuya acompañado de Renji que habían vuelto al seireitei para informar de lo sucedido, se encontraba en la tienda de Urahara. Apenas habían terminado de contar la historia de lo ocurrido.

Mientras que Ishida ya se había recuperado y se encontraba recostado contra una pared escuchando toda la historia de cuando estuvo inconsciente, lo que para el fue bastante molesto pues fue todo el combate, Hana aún seguía descansando en una habitación aparte bajo la vigilancia de Ichigo, que se había preocupado especialmente por su estado.

“Al menos hemos comprobado que tienen métodos para usar el poder de los sellos.” Comentó Yoruichi.” Kaminari solo había desplegado su poder hasta el Shikai, pero el nivel de éste estaba a la par al de dos expertos capitanes. No es un poder que se pueda tomar a la ligera. Si el resto de miembros saben usar el bankai podríamos vernos en serios apuros.

Urahara quedó unos instantes pensativo ante esa posibilidad. Su excapitana no era una persona débil e inexperta, no por algo fue capitana del escuadrón de seguridad y llamada ‘la reina del shunpo’; y Kuchiki Byakuya era tres cuartos de lo mismo, sin contar con el increible poder que residía en Ichigo. Tan poderosos se volvían esos ladrones al usar los sellos que ni siquiera ellos tres unidos eran capaces de derrotar a uno de ellos?

“Cómo consiguió Kurosaki-san vencer a Kaminari? Según me habeis contado hasta tenía una protección hecha de rayos de, al mínimo contacto, daba descargas.”

“Ichigo fue el que le cortó el brazo, pero lo que le permitió hacerlo, precisamente por esa protección, fue la ayuda de Hana. Me pareció que, cuando estaba a merced de Kaminari, usó un bakudo contra el, pues la protección se desvaneció.”

“En serio? Vaya, Tsukimori-san está llena de sorpresas. Es digna de las notas que tiene.”

“Ciertamente.” Convino Ikkaku.” Observé su lucha dentro de la barrera y nunca había visto algo igual. Aún sin su gran velocidad, Kaminari era muy rápido, y su lanza supera en rango y fuerza a una espada. A pesar de ello, Hana lo superó prácticamente en todo el combate. De no haber sido por la el ataque eléctrico que le lanzó habría ganado con seguridad. Espero que el capitán Kenpachi no se entere del poder de Hana o sería capaz de venir hasta aquí para probarla.” Bromeó Ikkaku.

Todos ellos, que conocían la fama del capitán dropearon.
 

Los párpados le pesaban. Su cuerpo apenas le respondía. Pero la verdad es que se encontraba bastante a gusto. Se sentía arropada con una manta y acostada sobre un futón, y notaba una presencia cercana que le daba seguridad. No sabía donde estaba, pero le gustaba estar así. Que pena que ese Kaminari…

Kaminari?

Kaminari!

Los ojos se le abrieron y se irguió buscando con la mirada a su enemigo. Lo último que recordaba era haber usado el bakudo para deshacer barreras en la protección de su enemigo y luego una espada negra como la noche pasar por delante de su rostro antes de caer desmayada.

Miró en derredor y la tensión de su cuerpo se alivió. Reconocía la estancia como parte de la tienda de Urahara-san. Había terminado el combate? Cómo terminó? A su derecha, a apenas medio metro de ella, encontró la fuente de las respuestas que buscaba. El único inconveniente es que se encontraba dormido.

Ichigo, que se había ofrecido el primero para vigilar el estado de Hana, debido al cansancio se había quedado profundamente dormido. Los demás, se imaginaba la joven, debían de estar en otra habitación debatiendo el combate y los siguientes pasos. Si había tanta tranquilidad el final del combate debía de ser positivo. Un leve suspiro de alívio salió de Hana y sonrió.

Pero la sonrisa le duró poco al recordar los últimos momentos, en los que Yoruichi le gritaba que liberase su zanpakuto. Ahora posiblemente el resto deberían de estar confundidos, ya que ella les había dicho que aún no podía liberar su arma. Por supuesto pedirían explicaciones. Qué les diría?

“Si tienes ganas de hablar, aquí estoy yo. Y si no quieres hablar conmigo, hazlo con Ichigo.”

El recuerdo de ésa conversación con Yoruichi asaltó la mente de Hana mientras observaba al joven dormido. Debía seguir el consejo? O por el contrario inventarse algo? Por supuesto sabía que a Yoruichi y a Urahara-san no los engañaría, pero tal vez a los demas…

Desistió de esa idea. Tarde o temprano saldría a la luz, y no iba a faltarles al respeto mintiéndolos otra vez.

“Etto… Ichigo-san?”

El shinigami no pareció oírla pues ni siquiera se movió.

Hana se levantó y, aún sobre el futón, alargó la mano queriendo mover a su dormido compañero para intentar sacarlo de su sueño. La mala, o tal vez buena, suerte hizo que sacase un pie del futón e hizo que el otro se deslizase provocando la caída de la joven sobre Ichigo.

Éste se despertó al instante pensando que Renji o Rukia lo golpeaban para despertarlo, pero al sentir peso sobre sus piernas miro abajo, donde vio a Hana despatarrada y prácticamente abrazada a su cintura, la mitad del torso sobre sus piernas cruzadas y con un ligero sonrojo en el rostro. Cuando las miradas de ambos jóvenes se cruzaron el sonrojo de los dos aumentó hasta que ambos parecían sendos pimientos. Sudores nerviosos caían por los rostros creando brillos que aumentaba la semejanza con el vegetal.

“Ha…Hana-san. Te, te…encuentras…bien?” Ichigo apenas podía articular palabra. La impresión de ver a su compañera sobre él era más de lo que su quinceañera mente podía soportar.

La mencionada se levantó aprisa y se alejó un par de metros del shinigami, aun sin poderse creer lo que había sucedido. Cómo lo miraba ahora? Y por qué latía tan deprisa su corazón?

Tras unos minutos de ni siquiera poder mirarse, los dos terminaron relajándose y ella explicó lo del resbalón, con lo que Ichigo entendió. Hana volvió al futón, todavía manteniendo la distancia que había puesto entre ellos, y le preguntó a su compañero sobre el final del combate.

“Cuando finalmente conseguimos romper la barrera…”

“Cómo? Rompisteis la barrera? Eso es imposible, haría falta una enorme fuerza de ataque para siquiera conseguir una fisura!”

Ichigo se rascó la parte de atrás de la cabeza con una mano como si pensara. ”Pues nosotros lo conseguimos. El caso es que, al romperla, le corté un brazo a Kaminari, te cogí ya desmayada y te llevamos a un lugar seguro. Cuando volvimos a buscar a Kaminari para interrogarle alguien se nos adelantó y le mató. Se llevó el sello consigo.”

Hana miró a Ichigo incrédula. Con lo que les había costado vencerle, y no habían recuperado el sello que llevaba. Un fracaso. Y todo por su culpa.

“Lo siento.”

El joven shinigami la miró extrañado. ”Lo sientes? Por qué? Si sobrevivimos fue gracias a ti.”

“Pero por mi culpa no recuperasteis el sello. Si hubiera sido más fuerte no me habría desmayado y no os habrías tenido que alejar de él. Así podríais haber cogido el sello y tendríamos algo que devolver.” Con la cara agachada por la tristeza, dejó escapas lágrimas de dolor y vergüenza por el fracaso.

El shinigami, poco acostumbrado a ver llorar a una chica ante él, se quedó con la mente en blanco sin saber que decir ni hacer. ”Pe, pe, pero Hana. No hace falta que…”

No pudo continuar pues todo el cuerpo de su amiga se le echó encima y escondió su rostro entre sus ropas rompiendo a llorar, siendo la vestimenta del shinigami lo único que impedía que los lloros llegasen a oídos ajenos a la escena. En un primer momento Ichigo se quedó paralizado por tener a Hana llorando sobre su pecho, lo que volvió a hacer aparecer el tinte carmesí sobre sus mejillas, pero poco a poco sus neuronas volvieron a funcionar y empezó a abrazarla levemente, con la simple intención de reconfortarla.

Tras unos largos minutos, La seebutsunigami cesó en su llanto y se separó un poco del shinigami secándose los caminos de lágrimas sobre su rostro. ”Lo siento. Debo de parecer patética, lanzándome a llorar de esa manera.”

Ichigo suspiró. En eso, al menos, podía ayudarla un poco. ”Al contrario. No hay mucha gente que suelte lágrimas de dolor de esa manera, y se por experiencia que no se deben guardar dentro.” Levantó la cabeza y sacó de su baúl personal los recuerdos de su niñez, los cuales se mantenían vivos como si acabaran de suceder ayer. ”Cuando era pequeño mi madre murió. Paseábamos cerca del río después de una de mis clases de artes marciales cuando vi algo en la orilla. Cando me acerqué algo me atacó. Era un hollow llamado Grand Fisher. Mi madre se interpuso a su ataque y ella murió en mi lugar.”

Según lo contaba, sus ojos se humedecían levemente ante la mirada de una silenciosa Hana que le interrumpió. ”No tienes que contármelo si no lo deseas.” A lo que Ichigo negó con la cabeza y prosiguió.

“Durante bastante tiempo me encerré en mí mismo, no dejando salir afuera los sentimientos que me devoraban por dentro. Mi padre y mis hermanas pequeñas sufrían viéndome así, pero yo no quería que me vieran llorar. Cuando visité el lugar donde mi madre nos fue arrebatada, mi padre y mis hermanas, ellas dos llorando, aparecieron. Mi padre me dijo que no tenía por qué aislarme de los demás, pues todos ellos se preocupaban por mí, que el guardar todo el dolor dentro de nosotros hace que los demás lo sufran más. Finalmente dejé que las lágrimas fluyeran fuera de mí mientras todos compartíamos el dolor que nos unía como familia.”

Tras su relato, fijó su mirada en la castaña, la cual parecía contagiada del dolor pasado del joven shinigami por la nueva humedad en esos ojos marrones. ”Ahora eres parte de nuestra peculiar familia, así que no tienes que aguantarte algo que te reconcoma.” Finalizó con una sonrisa sincera que solo los más cercanos a él habían visto alguna vez, llena de amistad, lealtad y cariño por igual.

Hana miró por unos momentos los marrones ojos que la miraban antes de bajar la mirada a un lado donde se encontraba descansando su zanpakuto, la cogió y la posó sobre sus piernas sin soltarla.

“En el mundo elemental hay 5 escuadrones que defienden con sus vidas, orgullo y honor el palacio elemental y lo que en él se guarda. Cada escuadrón está formado por seebutsunigamis de un mismo elemento. El escuadrón hídrico está compuesto de seebutsunigamis con zanpakutos de elemento agua, en el eléctrico los hay de elemento rayo, y así sucesivamente. Cada escuadrón tiene un uniforme que distingue a los miembros de cada escuadrón.”

“Por eso Kaminari comentó acerca del tuyo, no? Dijo que pertenecías al escuadrón ígneo.”

Un asentimiento de Hana fue toda la respuesta que recibió. ”Todos, todos sin excepción en el mundo elemental tienen afinidad por uno de los cinco elementos.” Una sombra oscureció el rostro de Hana. ”Todos menos yo.”

Un breve silencio inundó la estancia. Ichigo no entendía cual era el problema, así que permaneció en silencio para que su amiga prosiguiera.

“No soy un caso aislado, pero no es para nada común que un seebutsunigami no pertenezca a ningún elemento, y se considera que somos inferiores, un estorbo. Y a la gente cercana a nosotros se la trata de la misma manera. Mi hermano pequeño, cuando se supo que yo no tenía afinidad alguna, aun siendo él de elemento fuego, fue tratado como escoria. A los siete meses decidió suicidarse. En su funeral mis padres hicieron lo mismo, no aguantando más los insultos que recibían por parte de los demás al haber dado a luz a alguien como yo.”

El shinigami no podía creer lo que oía. Tal barbarie no se la esperaba en ningún lugar. Cierto era que en el undécimo escuadrón del Seireitei todo aquél que no se sirviese únicamente de su fuerza a la hora de combatir o que tuviera una zanpakuto de tipo kido era considerado un cobarde, pero ni mucho menos se llegaba a esos extremos. Finalmente entendía, al menos en parte, todo el drama que su amiga sufría en su interior.

“Cuando descubrí que no tenía afinidad alguna estaba con mi grupo de amigos. Los conocía desde que éramos pequeños. Prácticamente nos habíamos criado juntos. Pero al saber lo que era, una mujer maldita, todos ellos me abandonaron alegando que nunca habían sido amigos míos. Se unieron al grupo que me señalaba con el dedo y me llamaban escoria, monstruo… Durante dos años tuve que soportar eso sola. Todos me insultaban públicamente, no se interesaban por mí si me encontraba mal sino que se alegraban. Los profesores hacían igual que ellos impunemente.”

Una leve sonrisa apareció en el rostro de nuevo surcado de lágrimas de la joven. No era una sonrisa alegre, sino que parecía recordar algo que la reconfortaba de alguna manera.

“Cinco años antes de que finalmente pudiera escapar de la academia, uno de los profesores murió. Nunca se supo como. Su sustituto, que no sabía nada de mi zanpakuto no elemental fue lo que me permitió avanzar. Mientras que el resto de profesores aprobaban al resto con nada, yo debía conseguir la perfección para que nadie me pudiera decir nada en contra. Eso lo conseguí gracias al único que no me trató como un desecho. Me enseñó tratándome como a una hija, me entrenó como a su mejor discípula… Fue muy duro, pero cuando conseguía mi objetivo era la única sonrisa que me felicitaba. Cuando le conté el por qué me trataban de esa manera no dejó de tratarme igual. Decía que lo que importa no es el poder que poseas sino que sigas esforzándote por superarte a ti ay a los demás. Para que dejase de pensar tan negativamente me regaló a escondidas un uniforme del escuadrón ígneo, famoso por su poder en combate.”

La sonrisa que se había alojado en su cara desapareció para llenarse de nuevo de tristeza.

“A los dos años lo echaron del mundo elemental sin que se nos explicase el por qué. El resto de estudiantes rieron contentos, pues al tratarme como a una persona normal se lo consideraba también escoria. De nuevo alguien sufría por mi culpa. Tres años llevo cargando con todo lo que causé: la muerte de mi hermano, de mis padres, la expulsión de mi profesor. Tengo asumida mi maldición, pero aun así no puedo evitar que me duela.”

Ichigo miraba a Hana con ira, pero no dirigida a ella sino a aquellos que trataban tan monstruosamente a alguien solo por ser diferente. Sin pensarlo se levantó, cogió el mango de su gigantesca espada y la desenvolvió, mostrándola a su amiga.

“Esta es Zangetsu, una zanpakuto sin afinidad elemental. Aún así nada ha sido capaz de detenerme cuando he querido ayudar a alguien que me es importante. Nadie de mis amigos ni en el Seireitei me ha mirado mal por poseer esta espada, ni lo harán contigo. Y si algún día voy contigo al mundo elemental y te miran mal por tener la tuya, que empiecen a preparar camas en donde sea que tratéis a los heridos, pues esta espada sin ninguna afinidad elemental te defenderá mientras me queden fuerzas para respirar.” Ichigo bajó la espada y fijó su mirada en los ojos de Hana, la cual estaba de nuevo llorando, pero ya no por tristeza alguna. ”No tienes ninguna maldición, Hana. Nunca la has tenido. Solo la mala suerte de haber nacido donde no debías.”

La seebutsunigami, con el corazón aun con culpa en su interior pero latiendo con fuerza renovada, dejó que sus lágrimas afloraran de nuevo, pero por una amistad jurada por el que la había devuelto la vida.
 

Una sonrisa se dibujó en el rostro de la mujer gatuna, apoyada en la puerta que daba a la habitación donde la pareja había compartido penas y lágrimas mientras se dirigía de nuevo a la sala donde el resto debatía las opciones que tenían ahora. Confiar en ese cabeza hueca había sido una buena idea después de todo.

Obstáculo

“Eso es lo sucedido, señor.”- Terminó su informe el poseedor del sello del agua. Tras matar a Kaminari se dirigió directamente a la guarida para informar sobre el combate. Sabía que el líder había presenciado todo, pero los detalles pequeños se le escapaban, y cualquier cosa era importante.

Presentes también estaban el resto de poseedores de sellos. El científico poseedor del sello de la tierra escuchaba sobretodo los detalles de la batalla, esperando poder irse para analizarlos y, tal vez, mejorar sus armazones. Pero hasta que el líder no se lo permitiera no podrían moverse.

“Sabes los nombres de los integrantes del grupo?”- preguntó al cabo de unos instantes el dueño del fuego.

“Solo parte de ellos. Kurosaki Ichigo es de quien conozco el nombre completo. El resto son Kuchiki, Inoue, Renji, Ishida, Hana y Yoruichi. Los nombres del capitán y del humano enorme me son desconocidos."

Por un momento el cuerpo del líder se estremeció, siendo detectado solo por el informante. Cual de los nombres había causado que quien poseía el sello del fuego se estremeciera? Nada le daba más pistas, pues el semblante de su líder no cambió en lo más mínimo.

Apartando la vista de la ventana, el líder se volteó para ver al resto de miembros. Sus ojos terminaron posándose sobre los del sello de viento.- ”Investiga esos nombres. Quiero todos los datos posibles, sean cuales sean. Ese grupo se ha vuelto muy peligroso, y seguro que ya están informando de que nos encontramos en los alrededores. Los altos mandos aún tardarán en reunir de nuevo a todos los efectivos y en planear un ataque efectivo contra nosotros, y aun así serán precavidos al saber que podemos usar los sellos. Ahora que se nos ha descubierto, tenemos que acabar con este obstáculo capaz de localizarnos y trasladarnos a otro lugar.

“Cómo acabaremos con ellos?”- Preguntó el del viento.

“En cuanto tengamos sus datos trazaremos una estrategia de combate. Veremos quien puede ser más fácil de vencer y con qué métodos. Iremos matándolos uno a uno para reducir sus fuerzas."

“En ese caso podríamos empezar con esa tal Hana. Por lo que se nos ha informado, es la que menos ha actuado en combate y menos poder ha mostrado. Seguro que…"

“En cuanto tengamos los datos de todos ellos, trazaremos la estrategia de combate, ni antes ni después.”- Repitió el líder interrumpiendo las divagaciones del poseedor del sello de la tierra.- ”No te fíes por las apariencias. Kaminari ha pagado muy caro su egocentrismo y poseía el sello del rayo y usaba su poder a través de tus armazones.”- Añadió para dar más énfasis a sus palabras mientras sus ojos amenazaban de muerte al científico ante él, el cual bajó la cabeza.

“Traeré los informes en un par de horas si no surge ningún inconveniente.”- Anunció el del viento, y tras un asentimiento del líder se dio la vuelta para marcharse.

El del agua buscó la mirada de su jefe.- ”Cuál debería ser mi cometido hasta entonces?"

Durante varios minutos no supo que contestarle. Era su más fiel lacayo, y mandarlo a luchar contra tales enemigos no le parecía buena idea. Perdería su mejor carta y no podía permitírselo.

Pero mientras llegaban los informes y trazaban el plan, los demás también debatirían sus siguientes pasos.

“Llévate a un puñado de hollows, los que consideres más apropiados, y búscalos. Atácales pero sin arriesgarte más que lo justo. Quiero que los distraigas para que no puedan idear ningún plan que les sirva contra nosotros. Pero si te quedas solo, sus fuerzas son muy superiores a las tuyas o consideras que no ves seguro seguir atacando, vuelves inmediatamente, independientemente de el estado de ellos o de lo cerca que estés de la victoria. No quiero ningún riesgo. Comprendido?"

“Si, lo he comprendido.”- Afirmó antes de dirigirse a una de las muchas habitaciones donde moraban los hollows para hacer una pequeña selección.
 

Hana e Ichigo entraron en la sala donde todos estaban debatiendo que hacer desde ése punto. Todos dieron la bienvenida a la seebutsunigami tras recuperarse del ataque que había sufrido.

“Gracias, pero no fue para tanto. Fuisteis vosotros quienes hicisteis más trabajo.”- Dijo la joven con las mejillas coloradas por tanta atención.

“Un grano de arena dentro del ojo puede distraer al enemigo mientras una gran roca cae sobre él. No infravalores tus esfuerzos por pequeños que sean, Tsukimori-san, pues todo esfuerzo es bienvenido en un combate.”- Urahara, con su sonrisa y extrañas explicaciones, no permitió que Hana se diese tan poca importancia, habiendo sido ella vital en la anterior victoria.

El leve sonrojo de la joven se convirtió en uno total e intenso. No estaba acostumbrada a tantos halagos.- ”Mu…muchas gracias.”- Pudo decir finalmente antes de sentarse junto a Ichigo.

“Bien. Ahora que estamos todos es hora de analizar en profundidad lo sucedido.”- Comenzó Yoruichi.”- Sabemos que cerca de la zona donde combatimos tiene que estar el escondite de los ladrones, pues ése Kaminari debió vernos en la distancia para querer atacarnos. Así que al menos tenemos menos zona donde buscar. Hana, necesitaremos de nuevo ese bakudo que usabas para quitar protecciones.

La aludida asintió conforme. La mujer de piel morena continuó.- ”También sabemos que son un terrible enemigo, por lo que no nos separaremos en ningún momento. Nos moveremos todos en bloque para evitar que sus fuerzas sean demasiado poderosas contra nosotros. En cuanto sepamos las habilidades de nuestros rivales dividiremos nuestras fuerzas para combatir mejor y más efectivamente."

“No hará eso que ellos nos localicen antes?”- Preguntó Ishida.

“Hasta ahora su intención ha sido la de ocultarse y evitar enfrentamientos. Que Kaminari fuera el único en salir en busca de pelea para satisfacer su sed de sangre lo demuestra.”- Urahara fue el que intervino esta vez.- ”Imagino que harán lo mismo para evitar perder más miembros y la posibilidad de perder algún sello."

“No crees que vayan a atacarnos ahora que sabemos por donde andan y lo que pueden hacer?”- Ichigo dudaba que gente que se juntara con alguien como Kaminari fuera a quedarse de brazos cruzados a esperar.

“No creo que se arriesguen a un ataque a gran escala solo para quitarnos de en medio. Pero tienes razón, tampoco creo que esperen a que nosotros movamos las piezas.”- Urahara se quedó pensativo por unos momentos antes de dirigir su mirada a la puerta.- ”Tessai."

La puerta se abrió mostrando al hombretón arrodillado sumisamente.- ”Qué necesita, Urahara-dono?"

“Prepara las defensas de la tienda y manda a los niños a la sala de entrenamiento, allí estarán seguros."

“Como desee, Urahara-dono. Pronto estará todo listo.”- Dijo cerrando la puerta y marchándose para ejecutar las ordenes dadas. Pronto se escuchó la voz de Ginta que se quejaba porque Tessai lo había cogido del pantalón y lo llevaba colgando a la zona más protegida de la tienda, donde voluntariamente no entraría sabiendo que una batalla se avecinaba.

“Hana, si aun estás débil puedes quedarte dentro de la tienda, estarás a salvo.”- Yoruichi mostró su preocupación por el estado de Hana, recién recuperada de un combate muy duro.- ”Lo mismo va por ti, Ishida. Fuisteis los peor heridos en la batalla anterior."

“No!”- Dijeron ambos a la vez.

“Me encuentro bien para luchar, no te preocupes.”- Dijo Hana con seguridad.

“Además, Inoue nos ha sanado las heridas.”- Agregó Ishida.

Yoruichi asintió y salió afuera para ver al enemigo cuando atacase y avisar.

“Madarame-san, podrías volver al Seireitei y avisar de que hay posibilidades de un ataque?”- Pidió Urahara al shinigami.

Ikkaku sonrió como si la petición fuese una estupidez.- ”Sinceramente no tengo intención de perderme otro combate. El anterior lo dejé pasar porque no había sitio para otro más, pero si vienen pienso estar esperándoles en la puerta.”- Y salió afuera a hacer guardia junto a la reina del shunpo.

“En ése caso iré yo.”- Dijo Rukia convencida.- ”Con mi zanpakuto descontrolada no sirvo de mucho aquí contra los que poseen los sellos, así que volveré al Seireitei como informadora de la situación."

“Gracias, Kuchiki-san. Mantendré la senkaimon abierta para que podáis volver cuanto antes."

Con un gesto de cabeza a modo de despedida para los demás, abandonó la estancia dirigiéndose a la puerta que la llevaría de vuelta al mundo espiritual.

“Bien. En cuanto a los demás relajaros lo que podáis hasta que os recuperéis o el enemigo ataque, lo que ocurra más pronto. Yo iré a comprobar un par de cosas junto con Tessai. Con permiso.”- Con esto Urahara dejó a los cinco jóvenes en la sala.
 

Pasó alrededor de media hora y nada sucedió. Los preparativos contra una posible batalla estaban listos y todos estaban preparados para el combate que pensaban que se avecinaba.

“Maldita sea! Si van a atacarnos que lo hagan de una vez!"

Madarame se impacientaba por momentos, deseoso de que el enemigo apareciese por el frente para él empezar a combatir.

Yoruichi permanecía calmada, atenta a cualquier sonido o movimiento extraño.

Por la puerta principal apareció Urahara, el cual miró al techo de su tienda donde los dos centinelas vigilaban.

“Yoruichi-san! Cómo va todo?"

“De momento no hay señal de ellos, aunque no se si eso es bueno o malo."

“Las defensas ya están listas. Si vienen lo sabremos. Quieres que prepare un poco de té?"

La excapitana echó un último vistazo al cielo estrellado antes de suspirar y asentir.- ”Si, puede que me siente bien.”- A lo que saltó hacia el suelo con Madarame siguiendo sus pasos.

En ése mismo instante un reiatsu muy poderoso apareció de la nada, y su dueño, espada en mano, arremetió desde las alturas contra Urahara.

“Okiro, Benihime!"

El cantico de liberación llegó a tiempo de descubrir la zanpakuto del excapitán del interior de su bastón, mostrando un sable de estilo chino que bloqueó el ataque de su enemigo, dando tiempo a Yoruichi y a Madarame a llegar al suelo e intentar atacar al agresor. Pero éste se impulsó hacia atrás y se colocó varios metros lejos de su alcance.

“Dijiste que las defensas estaban listas.”- Exigió Ikkaku a Urahara.

“Y lo estaban. Tessai es quien las crea a cincuenta metros alrededor de la tienda. No entiendo como ha podido pasar a través de ellas sin que nos diéramos cuenta."

“Esas barreras no nos han supuesto ningún problema. Simplemente he creado un agujero para pasar."

Tanto Yoruichi como Urahara se quedaron extrañados. Agujero? En una barrera?

La mujer mandó a Ikkaku llamar al resto, a lo que el shinigami accedió a regañadientes.

Mientras el resto del grupo aparecía dispuesto para la lucha, el intruso no hizo movimiento alguno.

Ichigo fue el primero en darse cuenta de algo.- ”Yoruichi-san. Ese no es…?"

Ella asintió antes de empezar a organizar la batalla.- ”Ishida sube al tejado y vigila los alrededores así como ataca cuando tengas un tiro limpio. Los demás cread un perímetro rodeándolo. Inoue, quédate aquí como apoyo."

“De acuerdo!"

Todos acataron la orden y se colocaron en sus puestos asignados. El intruso no había movido un dedo para evitar ser rodeado. De hecho parecía esperar esa misma acción. Levanto un brazo y chasqueó los dedos. Al instante una docena o más de Hollows aparecieron sobre ellos, y por el aspecto que tenían no eran hollows débiles.

Nada más verlos, Ishida hizo aparecer su arco y disparó diversas flechas hacia los monstruos, pero a pesar de su imponente puntería ninguna acertó su blanco. Los hollows eran muy rápidos.

“No se por qué pero me parece que ese té tendrá que esperar.”- Urahara hizo gala de su habitual humor incluso en una situación como esa. Yoruichi no pudo menos que sonreír.

"Ichigo, Hana. Mantenedlo ocupado mientras el resto nos ocupamos de los hollows.”- Ordenó antes de saltar buscando un objetivo, seguida del resto que hacía lo propio, aunque Chad, que debido a ser humano, no podía volar como un shinigami. Aunque eso no le impedía atacar a base de puños de energía que lanzaba contra los hollows.

Hana e Ichigo mantenían su guardia alta alrededor de su enemigo. Éste, por su parte, no parecía más preocupado de estar rodeado que del tiempo que haría al día siguiente.

“Kurosaki Ichigo.”- Dijo tranquilamente mirando al shinigami.- ”Ése eres tú, verdad?"

El mencionado miró al intruso, preguntándose como era que sabía su nombre.- ”Qué es lo que quieres de mí?"

El intruso levantó su espada a la altura de su pecho y la cogió del revés, con la hoja hacia abajo, en posición puramente defensiva.- ”Quiero batirme en duelo contigo."

El shinigami cogió con más fuerza su zanpakuto.- ”Y eso a que viene? Cuáles son tus motivos?"

“Simplemente quiero comparar mis fuerzas con las tuyas. No es una razón válida para ti?"

“No si viene de ti, asesino.”- Contestó Ichigo temblando de rabia.

“Quién es?”- Preguntó Hana.

Ichigo la miró, recordando que no estaba consciente en ése momento.- ”Es el que mató a Kaminari, atravesando su cuello con su arma."

El monstruo entre los monstruos

“Si mi padre me viera fallar tanto me estaría entrenando en esa condenada habitación hasta que le saliesen canas”.

El joven Ishida disparaba a bocajarro a todo hollow que pasaba frente a su campo de visión. Su arco era la personificación de la personalidad de su dueño, pues ambos dos odiaban fallar. Y más aun cuando los blancos no deberían de ser tan endemoniadamente rápidos. No había visto nunca nada igual.

Por suerte no parecía ir a por él, pues se entretenían con Urahara y compañía. Aunque por lo que veía, ellos tampoco lo tenían fácil. Solo Yoruichi parecía capaz de seguirles los pasos y encajar algún golpe, Urahara se defendía con su barrera más veces de las que atacaba, Rukia luchaba como posía con su zanpakuto sin poderla liberar, Ikkaku, pese a que apenas conseguía hacer nada, parecía pasárselo en grande…

Con un suspiro cogió de suevo su arco y lanzó una lluvia de 1200 flechas a un grupo de hollow apartados de sus amigos. Estos esquivaron las flechas con la facilidad de quien esquiva una sola y lenta flecha, lo cual enfureció más al joven.

“Corrijo. Hasta que a mi me saliesen canas.”
 

Pese a haberse negado a aceptar el duelo, no tuvo más opción que luchar contra su oponente, pues su espada se dirigía directa a su cuello y, para evitar morir, tuvo que levantar su defensa.

No le gustaba la manera de actuar de quien tenía frente a sí, ni siquiera su vestimenta. Iba prácticamente todo tapado con un traje negro que le recordó a los ninjas del segundo escuadrón, pero un pañuelo rojo cubría su cuello y del rostro solo quedaban visibles unos ojos de un rojo brillante debido a la tela que cubría tanto la cabeza como el rostro.

Unos ojos que irradiaban indiferencia.

Durante sus observaciones de moda de su enemigo, éste tomó de nuevo la iniciativa en el combate y presionó a Ichigo con una serie de cortes que el shinigami no pudo menos que bloquearlos si quería sobrevivir. Pese a que la espada del intruso se encontraba en posición defensiva, los ataques eran realmente eficaces. Mejor no pensar en como serían si estuviera en posición de ataque.

Un corte dirigido a la cara de Ichigo traspasó su defensa, y solo un Byakurai rápidamente convocado por parte de Hana evitó una desgracia.

“No deberías bajar la guardia, Ichigo.”- La voz de Hana sonaba como una maestra que reprende a un alumno que ha suspendido un examen, pero una burlesca sonrisa brillaba en el rostro de la joven. Ichigo también sonrió, se puso en posición de ataque y cargó contra el enemigo en compañía de su amiga.
 

La pierna entera atravesó el pecho del hollow que se había confiado de su velocidad y subestimado la de su oponente. Dos fallos que Yoruichi no desaprovechó derrotando al primer hollow del combate.

/De donde han salido estos hollow?/- Pensaba la excapitana.- /No son para nada parecidos a los comunes. Casi podrían tener el nivel de un adjuchas, el nivel intermedio en la evolución de un Menos./

De pronto la idea pasó por su mente. Y si eran realmente adjuchas? Cómo era posible que un grupo tan numeroso haya acabado en el mundo humano? Incluso uno solo ya es un caso extremadamente raro. Pero la pregunta más importante no era ninguna de esas.

Qué hacían los hollow de nivel adjuchas ayudando a los ladrones de los sellos voluntariamente?

Miró en derredor y pudo comprobar aliviada que Urahara finalmente había conseguido acabar con uno de los escurridizos hollow. Se puso cubriéndole la espalda mientras le comentaba sus impresiones acerca de sus enemigos.

“Ciertamente, si tus suposiciones son correctas, estaríamos en un problema realmente grave. Es algo que debemos reportar sin falta tanto al Seireitei como al mundo elemental."

“Pero primero debemos ocuparnos de lo que tenemos entre manos.”- Razonó Yoruichi mientras bloqueaba con sus puños un ataque de un hollow y se lo devolvía con otro de su própia marca.- "Tienes alguna idea? Podría llevarnos bastante encargarnos de estos hollows."

Urahara simplemente se colocó bien su sombrero mientras sonreía.- ”Desafortunadamente, lo único que se me ocurre es seguir como hasta ahora, tratando de que no nos maten. Tal vez vengan pronto refuerzos por la puerta Senkai."

Yoruichi suspiró. Incluso después de 100 años, su ex tercer oficial en el segundo escuadrón no había cambiado su habitual tranquilidad en batalla.
 

La batalla parecía declinarse a favor de la pareja, cuya coordinación parecía fuera de toda lógica. Más que dos luchadores luchando juntos parecía dos sombras del mismo cuerpo. El intruso bloqueaba con poco margen de error cada ataque que le lanzaban sus adversarios, pero se imaginaba que pronto encontrarían una oportunidad de encajar un tanto. No dudaría a la hora de acatar la orden de retirada si fuera necesario, pero no le gustaría que fuera poco tiempo después de empezar.

La oportunidad apareció antes de lo que pensaba, pues Hana consiguió que nada protegiese su pecho durante unos instantes, los cuales fueron aprovechados por Ichigo para lanzar un corte descendente a lo largo del pecho del intruso. Éste fue lanzado varios metros atrás por el impacto, pero a simple vista lo único que había sido cortado era las ropas que llevaba, revelando un torso delgado de piel morena que del ataque solo parecía haber recibido un rasguño.

“Cómo? No le ha producido daño alguno!"

El estupor del joven shinigami fue aprovechado por su oponente para lanzar un tajo con la espada que esta vez si le alcanzo, hiriéndole en el pecho.

“Kurosaki-kun!”- Inoue corrió rápidamente a sanar a su amigo mientras Hana se posicionaba entre ellos y el intruso para impedir que la curación se interrumpiese.

Mientras Inoue usaba su poder de sanación, los ojos de la pareja de luchadores se centraron en su oponente, el cual se había quedado a cierta distancia, sin moverse y observándolos igual que ellos a él.

“Cómo es posible? Estoy seguro de haberle dado con mi espada y no tiene ninguna herida."

“Puede que cuente con alguna protección, al igual que kaminari.”- Razonó Hana sin perder de vista al intruso. Fue en ese momento en el que se percató de un objeto similar al de Kaminari pero con un fulgor azulado. Seguramente era el sello del agua.- ”Lleva un sello. Tal vez esa sea la función de esos armazones, extraer el poder de los sellos con seguridad y usarlo como escudo y para aumentar el poder propio."

“Sea lo que sea, si tiene un sello debemos ir en serio.”- Ichigo se posicionó para liberar su bankai. Pero cuando empezaba a concentrar su reiatsu el enemigo actuó. Levantó la mano libre y con la palma de la mano apuntó al shinigami y lanzo una serie de esferas de energía que desconcentraron a Ichigo y le obligaron, al igual que a Hana, a esquivar el ataque mientras que Inoue tuvo que activar su Santen Kesshun para evitar daños y retirarse a su lugar de espera.

Esa habilidad que el enemigo había usado le era sumamente conocida a Ichigo, pero no podía creer que tuviera a uno de ellos delante.

“Hana, cúbreme!”- Le pidió mientras volvía a prepararse para liberar su bankai. El mismo ataque se repitió en su dirección, pero Hana impidió que se interrumpiera la liberación con un bakudo de barrera, dándole el suficiente tiempo como para terminar.

“BANKAI! TENSA ZANGETSU!"

Con su bankai finalmente liberado se lanzó veloz a ataque de su enemigo, buscando no vencerle, sino descubrir su identidad. Internamente deseaba fervientemente que su sospecha no fuese cierta.

Hana seguía a su compañero sin saber nada de lo que pasaba en su mente. Para ella su enemigo no era más que uno de los ladrones que habían robado los sellos. Por ello no se esperó que Ichigo la detuviese.

“Espera aquí un momento. Quiero comprobar algo por mí mismo antes. No tardaré.”- Y sin más volvió a lanzarse chocando su negra espada contra la de su oponente. Tras unos segundos de forcejeo, se separaron y volvieron a intercambiar golpes y bloqueos con sus armas, a tanta velocidad que Hana se creía la única aparte de Yoruichi y Urahara-san que podría verlo.

En un parpadeo, el intruso desapareció de la vista de Ichigo, el cual no dudó un instante y levantó los brazos hacia atrás poniendo la hoja de su espada en su espada, lista para parar un golpe de su enemigo reaparecido detrás suyo. Ichigo se giro haciendo fuerza para empujar a su oponente, tras lo cual volvió a cargar cruzando de nuevo las espadas.

“Quién eres?”- Preguntó El shinigami.

Su oponente tardó unos segundos en responder, como sopesando qué información darle.- ”No tengo nombre. Nunca lo he necesitado."

“Pues yo necesito saber como llamarte. No me gusta no saber contra quien lucho.”- De nuevo un breve silencio siguió a las palabras de Ichigo.

“Llámame como gustes. No tengo ningún problema. Si tanta necesidad tienes de un nombre pues que sea Umi."

“Umi? Por qué ese nombre?"

“Por qué no? Es tan bueno como cualquier otro, y te sirve para poder llamarme de alguna manera."

Un centelleo más tarde de nuevo las espadas cortaban el aire, buscando la carne del enemigo, buscando conseguir su rendición.

Buscando respuestas.

“KUROI GETSUGA TENSHO!"

La técnica de Ichigo golpeó la hoja defensiva de su enemigo milésimas de segundo después de que ambas espadas se bloqueasen mutuamente, por lo que Umi fue empujado varios metros antes de que la energía se dispersase y poder detenerse y erguirse.

“Eres quien los manda?”- Siguió preguntando el shinigami, aprovechando el breve descanso para recuperar el aliento.

Una fría mirada salió de esas ropas, directa a Ichigo.- ”A esa pregunta no puedo contestarte. No maté a Kaminari evitando así que pudieseis interrogarlo para que ahora yo hable más de la cuenta."

“Maldito!”- El joven se enfurecía por momentos ante la frialdad que mostraba Umi, la misma que le recordaba a ese otro sujeto. Otro haz de reiatsu salió disparada de la katana del shinigami directa a su oponente, pero éste detuvo el ataque con un simple movimiento ascendente de su arma. Pero dejó una apertura que Ichigo aprovecho para golpear con una veloz y certera patada que dejó a Umi sin aliento unos instantes mientras de nuevo era lanzado varios metros.

Tras unos instantes en los que ambos contendientes recuperaban algo de aliento, Umi se enderezó mirando fijamente a Ichigo.- ”Veo que luchas en serio, por lo que yo también lo haré."

Con un simple movimiento de muñeca, la espada de Umi giró sobre sí misma y volvió a caer sobre la mano de su dueño en posición de ataque.
 


 

Hana observaba el combate sin entender nada. Por qué se empeñaba Ichigo en luchar él solo? Qué le preocupaba que a pesar de saber que juntos podrían con ese individuo no quería que interviniese?

Tales pensamientos fueron interrumpidos por Inoue que se acercó por detrás y se detuvo a su lado, observando al igual que la joven castaña a su amigo. Al observar su rostro algo le dijo que ella tenía la respuesta a esas preguntas.

“Qué le ocurre a Ichigo? Por qué no quiere que le ayude?"

Inoue volvió su mirada a su compañera durante unos instantes sopesando que decirle. Su meditación fue breve.

“Esas habilidades que usa Umi… No son las de un shinigami, y tampoco creo que sean las de un seebutsunigami. Ichigo tampoco lo cree."

“Entonces?”- Preguntó Hana ansiosa por conocer la preocupación de sus amigos.

Inoue volvió de nuevo su mirada a la persona que ella más quería, que en estos momentos esquivaba un ataque que pasó rozando su cuello, antes de responder.

“Es posible que ese que lucha contra Ichigo sea… un arrancar."

Un cuerpo fue lanzado contra el tejado de la tienda. Ikkaku se levantó del tejado intacto gracias a una de las barreras de Tessai que si había funcionado, y volvió al combate. Ni el estruendo ni nada fue advertido por Hana, que se encontraba digiriendo esa información otorgada por su amiga.

“Un…un…arrancar? Cómo es eso posible?"

“No lo se, pero si lo es, es un enemigo muy difícil. Ichigo lo sabe por experiencia propia. Y más si es como este, que parece haber sido transformado por el poder de Aizen."

Ese nombre Hana lo conocía. Por todo el mundo elemental se había informado de lo ocurrido con Aizen y otros dos capitanes del Seireitei y el objeto que transforma a los hollow en seres más poderosos.

Era su enemigo uno de ellos? Cómo es que es parte del grupo que había robado los sellos? Cuál era su objetivo?

Esperando no recibiría respuestas.
 

Nuevas chispas saltaron entre las dos espadas cruzadas mientras ambos dueños trataban se sobrepasar a su oponente y ganar el combate. Sin embargo ninguno de ellos, ni espadas ni combatientes, permitían avanzar a su oponente. Los filos cortaban el aire buscando atravesar algo más sólido, las hojas frenaban en seco a la otra buscando una obertura por la que pasar… Daba la impresión de que ambos dos buscaban la derrota total del otro, pero Umi solo trataba de ganar tiempo.

Había visto caer a dos de los adjuchas que había traído consigo y otro mas cayó en ese momento. Demasiado pronto. Solo había traído a quince hollows, ahora solo quedaban doce. A este ritmo en media hora como mucho se vería obligado a la retirada.

Una embestida de Ichigo devolvió su mente al combate que tenía entre manos. Analizaba cada movimiento del shinigami y observó que su técnica de combate era absolutamente de cuerpo a cuerpo. No parecía muy versado en artes kido, pues hasta ese momento no lo había visto usar ninguna, pero si era muy capaz de lanzar su reiatsu a través de su zanpakuto. Su estilo de combate era bastante extraño, pues no había duda de que había sido muy bien entrenado y poseía mucho potencial, pero daba la impresión de que su poder era como recién adquirido, ya que dejaba varios huecos antes de cubrirlos y no aprovechaba otros que dejaba él mismo.

Su análisis fue interrumpido por una espada que no había sido invitada al combate, la cual se introdujo bajo sus defensas y por apenas unos milímetros no consiguió alcanzar su abdomen.

La seebutsunigami parecía decidida a ayudar a Ichigo, pues no perdió tiempo en explicar a éste su intervención y volvió a atacar fieramente.

“Hana! Pero que…?"

“Las explicaciones luego!”- Interrumpió ella centrándose en su oponente.

Tras un momento de duda, el shinigami se lanzó junto a su compañera a luchar de nuevo codo con codo. Ahora que Ichigo había liberado su bankai y su velocidad eran similares a las de Hana, aunque no mejores, sus defensas eran imbatibles. Umi no podía siquiera intentar un ataque contra sus oponentes pues estaba demasiado ocupado en bloquear los que le llovían por todos lados.

Hana, con un Shakaho dirigido a su abdomen consiguió que su oponente bajara la espada e Ichigo lanzase un Getsuga Tensho que por milímetros no golpeó su rostro. Pero la ropa que ocultaba su rostro sí que fue rasgada totalmente, revelando un rostro afilado de piel morena, nariz algo picuda, una boca inexpresiva y su pelo liso de un color violeta oscuro le llegada hasta lo omoplatos. Pero coronándole la cabeza como si de un casco se tratase tenía la parte superior de un cráneo. La señal definitiva de lo que era.

Viendo como había sido descubierta su identidad, el potencial de combate de sus oponentes y que ya solo quedaban diez Adjuchas, Umi decidió que era el momento de acatar las órdenes.

“Kurosaki Ichigo. Has descubierto lo que soy, pero no por ello has conseguido ventaja. Aun así, debo retirarme por ahora."

“Vas a escapar, cobarde?”- Ichigo ya se lanzaba veloz contra su enemigo, pero éste usó su habilidad Sonido y se apartó quedando a varios metros de sus oponentes.

“Cuando te reté a luchar te dije que venía a medir tus fuerzas con las mías. Ya he terminado de hacerlo, por lo que no es necesario continuar la lucha.”- Dicho esto chasqueó los dedos y todos los hollow que luchaban en ese momento quedaban luchando contra el grupo de shinigamis cesaron su ataque y comenzaron una veloz retirada.

“Nos veremos pronto, Kurosaki Ichigo.”- Se despidió Umi desapareciendo en una nube de burbujas.

Incertidumbre

“Qué narices hace un Arrancar de Aizen, acompañado por una docena de Adjuchas, asociado a los que han robado los sellos elementales?"

“Esa misma pregunta nos hacemos nosotros, Renji. No eres el único que piensa que es una situación bastante extraña."

Media hora después del combate, Renji y Rukia volvieron a la tienda de Urahara por un aviso de batalla contra Hollow de gran nivel. Para cuando llegaron ya se había terminado todo, pero los demás no tardaron en contárselo de principio a fin.

“Si tienen en sus filas a un Arrancar y esa cantidad de Adjuchas es facil imaginar que podrían tener un pequeño ejercito de Hollow bajo su mando.”- El dueño de la tienda iba poco a poco sacando conclusiones de los últimos acontecimientos.

“Qué estás pensando, Kisuke?”- Yoruichi conocía demasiado bien a su exsubordinado. Había algo que le preocupaba.

El nombrado mantuvo el silencio unos minutos sopesando lo que iba a decir. La información que consiguiera podría ser la clave de todo el misterio.- ”Tsukimori-san. Conoces los detalles del robo de los sellos?"

“Si, se me ha informado en su mayor parte."

“Sabes si hubo alguna aparición de Hollow durante el robo?"

Hana se quedó pensativa unos instantes antes de negar con la cabeza.- ”No, no apareció ninguno. Los guardias se dieron cuenta del robo por la desaparición de un compañero. Cuando fueron a buscarlo en la gran puerta de la sala del fuego, descubrieron que estaba abierta, el sello robado y unos restos calcinados en el suelo. Fue entonces cuando dieron la alarma."

Con esa información, Urahara se sentía más intranquilo por segundos. Si tenían Hollows, y además de ese nivel, Por qué no hicieron uso de ellos como método de distracción?

Fue de nuevo Yoruichi quien habló, presintiendo que el problema era mayor de lo que pensaban en un principio.- ”Aparte de los sellos, Hay algo más siendo guardado en el palacio elemental?

De nuevo, Hana negó con la cabeza, pero esta vez por no saber la respuesta.- ”Que yo sepa solo los sellos estaban siendo protegidos. Lo siento.”- Añadió bajando la cabeza avergonzada de no poder ser útil.

Ichigo le puso una mano sobre el hombro delicadamente mientras sonreía.- ”No tienes por qué sentirlo. Si no lo sabes es porque no se te ha informado de ello. No tienes culpa de nada."

Hana le sonrió de vuelta agradeciéndole los ánimos.

“Bueno, en ese caso deberíamos de pedir la información a la propia fuente." -Prosiguió Urahara.- ”Tal vez los altos mandos del mundo elemental puedan informarnos de ciertas cosas."

“Qué cosas?”- Preguntó Ichigo al excapitan.

La mirada de Urahara se perdió en sus pensamientos analizando las pocas piezas que tenían de la situación. Que un robo de algo tan poderoso e importante como los elementos fuese llevado a cabo por solo 5 personas y un gran ejército fuese dejado en el banquillo no era lógico. Eran demasiados riesgos. Tal vez los estaban reservando para algo aún más importante? En sí los sellos no parecían tan poderosos en sus manos. Quitando el caos que provocaba su ausencia en sus respectivas cámaras, el peligro de que los ladrones los tuvieran en sus manos y los usasen no parecía tan grave. Uno de ellos había muerto y había usado su sello. Había algo más...

Y también estaba ese súbito ataque de antes. Si hubieran querido eliminarlos habrían venido todos ellos con todos los Hollow posibles. Por qué solo apareció uno y con un puñado de Hollow? No tenía sentido.

A menos que...

"Tsukimori-san. Permíteme hacerte una pregunta sobre estrategia. Te importa?”- Preguntó de repente y con una sonrisa en los labios el dueño de la tienda.

Hana, que no se esperaba la petición, se puso nerviosa al instante.- ”S...si, claro, adelante."

“Si quisieras planear algo contra ciertas personas sabiendo que dichas personas planean algo también, Qué acciones tomarías?"

Hana se tomo un minuto para pensar la respuesta. Ciertamente era una pregunta fácil, él mismo podría contestarse sin dificultad.- ”Evitaría que las otras personas continuasen su planificación de alguna manera. Si estoy en compañía de aliados, enviaría a uno o dos de ellos para crear una distracción mientras el resto completamos el plan.

Urahara asintió enérgicamente a la par que el resto de oyentes. Tenía sentido y era muy simple, hasta para Ichigo.

Fue Rukia quien se percató.- ”Es posible que hayan hecho eso mismo con nosotros?"

“Bingo, Kuchiki-san!”- Felicitó Urahara alegremente.- ”Da la impresión al menos de ello. Por el número y fuerza de los efectivos parece que solo querían hacernos perder el tiempo. Incluso tiene sentido si tenemos en cuenta ciertos detalles de nuestro combate."

“Qué quieres decir?”- Preguntó Ichigo interesado.

“Pues por ejemplo tu combate contra ese Umi. Por qué quería específicamente luchar contra ti? Es obvio que tiene capacidad de análisis o no se habría mantenido observando el combate contra Kaminari. Sabe que eres, de todos nosotros, el que mayor cantidad de reiatsu tiene, lo cual es un factor muy importante. Aparte, cuentas con gran velocidad y fuerza, y eres capaz de utilizar el bankai. De todos nosotros eres, por así decirlo, el más peligroso. Así mismo, la capacidad de Tsukimori-san con el kido y su capacidad de combate os hacen una pareja bastante peligrosa. Por eso se enfrentó a vosotros en vez de dejaros contra unos débiles Adjuchas, dejando a éstos para entretenernos a nosotros."

“Calculó correctamente las fuerzas con las que contaba para entretenernos el mayor tiempo posible.- ”Prosiguió Yoruichi.- ”Contra Hana y tú los Adjuchas habrían durado poco, y contra Urahara y yo contra él, debido a nuestra experiencia en combate, es posible que hubiera perdido. Prácticamente nos obligó a ir contra los Hollows mientras él se ocupaba de vosotros."

“Del mismo modo, cuando vio que sus efectivos empezaban a ser insuficientes para detenernos, inició una retirada con mucha calma. Su misión no era acabar con nosotros, sino retrasar nuestros planes y adelantar los suyos.”- Añadió el excapitán.

“Y aún queda un último dato que puede ser clave."

Si durante la explicación todos estaban impresionados por el increíble análisis que ellos dos eran capaces de hacer en un momento, ahora ya no sabían que esperar. La mujer felina esperó unos instantes antes de continuar.- ”Todos sabemos que es una organización muy calculadora, no da un paso a ciegas. El propio robo de los sellos es prueba de ello. Entonces, Qué gana con atacarnos si después se retira? De ahí sacamos el que quiera retrasarnos y ganar tiempo para sus planes. Pero, si posee Hollows de gran nivel, significa que puede enviarnos a un millar por ejemplo y tratar de exterminarnos de una vez. Por qué no lo hacen? Eso puede significar que se reservan los efectivos para otra cosa, aún les queda algo por hacer."

“Por eso Urahara-san me preguntaba si había algo más guardado en el palacio elemental, no?”- Preguntó Hana.

“Exactamente.”- Afirmó el aludido.- ”Tal vez haya algo más en todo el asunto de los sellos, algo que solo sepan los altos cargos y los propios ladrones. Al usar los sellos se vuelven increíblemente fuertes, pero no son invencibles. Algo más tiene que haber para que los hayan robado.

“Entonces deben de estar pensando un plan para conseguir ese algo.- ”Ichigo parecía comprender la situación.

“No, te equivocas."

Para sorpresa de todos fue Hana quien le quitó la razón al shinigami sustituto. Él mismo la miró extrañado.- ”Ese plan ya deben de tenerlo terminado, por eso reservan los Hollows. La distracción de hoy debe de ser por otra causa. Tal vez nosotros mismos."

“De nuevo correcto!”- Felicitó otra vez Urahara, como si todo esto se tratase de un simple concurso de preguntas y respuestas.- ”Nos hemos convertido en un problema para ellos. Hemos eliminado a uno de los suyos y saben que vamos a por ellos y sabemos más o menos donde están. Lo que fuera que estén planeando es contra nosotros, y sabemos que son muy organizados, por lo que no harán nada sin saber más sobre nosotros para saber a quienes se enfrentan y como ganarnos."

“Quieres decir que tienen a alguien que puede conseguir información sobre nosotros, no?”- Adivinó Renji.

“Correcto. Uno de ellos puede ser un espía dentro del palacio elemental o del Seireitei y estar ahora mismo recolectando información sobre nuestras capacidades."

En ese momento la puerta de la habitación se abrió para dejar paso a Tessai, el cual se arrodilló cerca de su jefe.

“He informado de lo ocurrido al Seireitei. Van a comunicar al mundo elemental de la situación y a deliberar los siguientes pasos."

“No esperaba menos de Yamamoto Genryuusai-san.”- Dijo sonriente Urahara. Al momento su rostro cambió a uno de preocupación.- ”Has averiguado lo que ha sucedido con la barrera, la razón por la que pudieron pasar inadvertidos?

“No, Urahara-dono. Si bien en un momento dado noté algo extraño, no fue que la hubieran roto o algo similar."

“Hay alguna posibilidad de que algún artefacto sea capaz de traspasar tus barreras o crear pasillos a través de ellas?"

“No lo sé."

Urahara suspiró. Si tenían algún método para traspasar las barreras de protección con tanta facilidad, tendrían que mantenerse muy alerta.

“Hasta que los altos mandos tomen sus decisiones, nosotros debemos mantenernos aquí. Con nuestras fuerzas actuales atacar directamente sería un suicidio. Así que descansaremos hasta nueva orden. Sin embargo, os recomiendo quedaros todos aquí. Si nos separamos para que os vayáis a vuestras casas, seremos más vulnerables. Además de que es posible que pongamos en peligro a quien esté a nuestro alrededor en caso de un ataque sorpresa.

“Más razón para que al menos yo vuelva a casa esta noche. Debo cuidar de mis hermanas y procurar que estén a salvo.”- Ichigo mostraba su preocupación al tendero. Sus dos hermanas pequeñas no serían rival contra siquiera un hollow, ya que eran completamente humanas. Lo mismo pensaba de su padre, pero no sabía que Kurosaki Ishin no solo era un shinigami como él sino que en su época fue capitán de un escuadrón. Era perfectamente capaz de proteger a sus queridas hijas.

Pero Ichigo desconocía ese detalle y no quería dejar a sus hermanas 'desprotegidas'.

“Kon puede ocuparse de ello. Tessai puede buscarle y meterle en tu cuerpo para vigilar por ti en el caso de que ataquen.”- Razonó Urahara tratando de tranquilizarle, lo cual no resultó.

“Kon apenas puede con un Hollow debilucho, recuerdas? No duraría ni para darnos la alarma, y mucho menos contra Adjuchas."

“Kurosaki-san, subestimas mis planes! No te preocupes por nada y quédate aquí."

A regañadientes Ichigo accedió a quedarse. No es que se hubiera quedado tranquilo, pero recordaba como parecía siempre estar al tanto de todo y preparado para muchos imprevistos. Tal vez realmente pudiera ocuparse de sus hermanas.

“Bien, como nadie más parece negarse a quedarse aquí, propongo que nos vayamos todos a dormir. Tessai, te importaría mostrarles donde dormiran?

“Entendido.”- Respondió el hombretón con una reverencia respetuosa antes de levantarse.- ”Por favor, síganme."

Todos se levantaron prestos para seguir a Tessai hasta sus habitaciones hasta que Yoruichi les detuvo.- ”Un momento, por favor. Ya que las barreras de Tessai pueden ser burladas, deberíamos dejar a alguien de guardia en el caso de que volviesen a atacar. Sería lo más sensato dadas las circunstancias."

“Tienes razón, Yoruichi-san.”- Confirmó Urahara.- ”Alguien se presta a hacer la primera guardia?"

Nadie levantó la mano durante unos instantes, hasta que una delgada asomó sobre las cabezas de los demás.
 

“Buen trabajo, lo has hecho excelentemente bien."

El elogio del jefe fue respondido por una leve reverencia por parte de Umi.”Me ordenasteis que volviera si veía dificultades, y eso he hecho.

“Sin embargo, veo que han descubierto tu condición.”- Prosiguió el señor del fuego observando las ropas rasgadas. Aun en la penumbra en la que se encontraban, se podía apreciar trozos de ropa colgando cerca del rostro.

“Mis más sinceras disculpas. Pese a conocer el estilo de combate del shinigami lo he subestimado y ha conseguido golpearme, igual que la mujer, Hana.”- Explicó el arrancar sin sentimiento alguno en la voz.

“Qué quiere decir? De qué condición habláis?”- Interrumpió el científico, curioso.

El jefe ignoró la pregunta. De los cinco que eran inicialmente, solo el jefe los conocía a todos y Umi conocía el rostro de Kaminari y éste el de él. El resto de los rostros eran desconocidos entre sí para evitar problemas.

“Ahora tienen más información sobre nosotros, lo cual es bastante desafortunado. Sin embargo, no importa. Has conseguido suficiente tiempo para que pudiéramos conseguir información sobre todos ellos. Ese combate servía a ese propósito y al de retrasar en medida de lo posible que informaran a sus superiores. Era imposible que todo saliese perfecto."

“Entonces, Cuál es nuestro siguiente paso?”- Preguntó Umi.

El jefe se adelantó para estar frente a los otros tres integrantes del grupo.- ”La noche es larga. Vamos a ver quienes son nuestros enemigos y como vencerles a ellos. No podemos perder más tiempo ni hombres o no conseguiremos nunca la última pieza del puzzle."
 

Una brisa agradable golpeó suavemente el rostro y los pocos cabellos que se escapaban del moño de Hana. Hacía varios años que no realizaba ninguna guardia. La última vez fue durante unos entrenamientos de campo y no resultó muy agradable por la compañía de uno de sus antiguos compañeros.

Pero ahora era bastante diferente. Aunque estuviera sola físicamente en el tejado de la tienda, bajo ése mismo tejado había gente que la apreciaba, que confiaba en ella. Solo pensar en ello bastaba para reconfortarla bastante.

“Cómo va la guardia?"

La súbita aparición de un sonriente Ichigo a su izquierda la sobresaltó. Se había ensimismado demasiado y ni siquiera lo había sentido venir.

“Bi…bien. De momento no hay novedad.”- Respondió ella antes de darse cuenta de algo.- ”Aun no es la hora del cambio, y ni siquiera te toca a ti. Qué haces despierto?

Ichigo se sentó a su lado mientras respondía tranquilamente.- ”No podía dormir, así que he venido para hacerte algo de compañía. Te molesta que esté aquí?"

“No no no! En absoluto!”- Negó Hana rápidamente y con la cara tintándose de carmín, algo que el shinigami no advirtió.

Un silencio para nada incomodo envolvió a los dos jóvenes, permitiéndoles centrarse en sus propios pensamientos. Aunque para Hana si tenía algo de incómodo. No sabía por qué, pero tener a Ichigo cerca la ponía nerviosa, y aun así le gustaba estar con él. Era una sensación que no había sentido hasta ahora.

“Por qué interviniste?"

De nuevo el shinigami había conseguido sobresaltar a Hana, la cual no esperaba esa pregunta.- ”A qué te refieres?"

“A cuando estaba luchando contra Umi. Quise enfrentarme yo solo, pero acabaste interviniendo. Por qué?”- El rostro de Ichigo se mostraba serio, algo chocante viniendo de él.

“Tan raro es que dos compañeros se ayuden? Es un enemigo difícil. Aunque seas tan fuerte como eres tener ayuda siempre viene bien."

“Precisamente por ser tan difícil preferiría pelear solo. Podrías ponerte en peligro y no podría hacer nada por evitarlo.”- Algo en el ambiente cambió. De una agradable sensación de tranquilidad se encontraban ahora en una sofocante tensión.

“Tú también te pones en peligro, Ichigo. Cada vez que combates pones tu vida en juego. Y no solo tú o yo, sino también los demás. Qué tiene de malo que yo te ayude aceptando ese riesgo?"

“Simplemente que quiero enfrentarme a él solo."

Algo dentro de Hana empezó a romperse. Esas palabras le dolían mucho más que cualquier herida.

“Estás diciendo que te molesto? No confías en que pueda ayudarte a luchar contra él?"

El rostro serio de Ichigo se tornó de sorpresa al oír estas palabras cargadas de… Rencor?

“No. Yo no he…"

“Al ser tan poderoso, un Vasto Lorde nada menos y transformado en Arrancar por el poder del objeto que tiene Aizen además, piensas que solo sería una carga durante el combate. Porque no puedo luchar a tu nivel."

“Nunca he querido decir eso. Yo…”- Ichigo se detuvo al ver la mirada de Hana, llena de una mezcla de tristeza, desengaño y, ahora lo notaba claramente, rencor. Esos ojos que había visto alegres, confiados, tristes e incluso llorosos ahora destilaban aversión hacia él.

“Deberías irte a descansar.”- Dijo Hana con una voz tranquila pero sin animosidad alguna mientras se giraba dándole la espalda.”- Mañana vamos a tener un día difícil y necesitarás estar preparado.

“Hana, lo siento. Yo…"

“No te preocupes, Kurosaki.”- Interrumpió la joven usando adrede el apellido de su compañero.- ”Si tanto quieres luchar solo, solo lucharás. No te ayudaré."

Ichigo quiso tratar de disculparse de nuevo y explicarse, pero comprendió que no iba a conseguir nada, al menos de momento. Había metido la pata hasta el fondo, él solito.

Él también se volvió dándole la espalda.- ”Lo siento.”- Musitó antes de saltar hacia un edificio cercano. Necesitaba dar una vuelta para aclararse las ideas.

Si la disculpa Hana la había escuchado no lo dio a entender, pero su rostro lloraba. Seguía sin saber la razón del dolor, nuevo pero aplastantemente real, que se acumulaba en su pecho, pero eso no evitaba que su cuerpo reaccionase de la manera que estaba más acostumbrado en estos momentos.
 

A pocos metros de ahí, una gata negra realizaba su propia ronda de vigilancia cuando los jóvenes discutieron, no pudiendo evitar escucharlo todo.

Al conocer a Ichigo sabía las razones por las que hacía lo que hacía, pero no podía darle la razón del como había actuado con la pobre Hana.

“Ichigo no baka.”- Susurró antes de mezclarse con las sombras, haciendo su vigilancia en otro lado, dejando a un joven corazón sintiendo soledad, sintiéndose vacío.



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Kommentare zu dieser Fanfic (10)

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Von:  girlotaku
2012-04-12T20:42:57+00:00 12.04.2012 22:42
buen capitulo y muy interesante xD

Von:  iodel11
2011-01-11T17:06:18+00:00 11.01.2011 18:06
Joder.... ya pense que no dirias CUAL era el defecto del tio ese...
aunque supongo que la explicacion de porque su velocidad es tb un defecto, la diras en el capitulo siguiente, ¿no?... quiero decir, tengo mis suposiciones, pero no se si seran correctas... asi que ale, sube pronto el prox capitulo nenu... :D
Von:  iodel11
2010-12-17T20:56:24+00:00 17.12.2010 21:56
byakuya-go!! XD bieeeeeeeeeeeennnn!!!.... ara solo falta el hollow de ichigo y ya tenemos ahi a mis favoritos :P....
Von:  iodel11
2010-12-16T17:40:34+00:00 16.12.2010 18:40
vaya vaya... un malo sadico, un ichigo que parece que tira los tejos... está interesante, si señor ^^... gracias por ese aporte a la cultura y a la imaginacion ^^
Von:  iodel11
2010-12-15T19:16:16+00:00 15.12.2010 20:16
Mmmmmhhh.... un capi interesante, si señor... a ver para cuando el siguiente, que ahora ando con la curiosidad ahi ahi... un abrazo ^^ y felicidades por un fanfic bien hecho, bien redactado, y MUY bien pensado ;)
Von:  iodel11
2010-12-15T17:22:41+00:00 15.12.2010 18:22
Acaba de llamar cabezahueca a Ichigo O_O.... bueno, la verdad es que algo de razon si que lleva... hasta el Hollow tiene mas dentro del craneo, vale, solo sadismo y sed de sangre, pero eso ya es algo... XDDDDD
En fin, genial nene... a ver pa cuando el siguiente, que ahora que ya se que tienes escritos hasta el 21, no te dejare de dar la paliza para que los subas!! jejeje
Un abrazoteee (y mis felicitaciones)
Von:  iodel11
2010-12-14T22:20:49+00:00 14.12.2010 23:20
Dios, que tia mas tocha eh, como se nota que le tienes cariño (claro claro, como es tu pnj del Guild wars, cof cof cof...)
Mola este capitulo!!... a ver cuando sacas el siguiente nene, que la gente espera!! jejeje
Un abrazote muchacho!!!! y sigue asi :3
Von:  iodel11
2010-11-23T11:43:04+00:00 23.11.2010 12:43
mmmhh... mola mola!!! :) ale, a ver cuando sacas el siguiente, que ando con la curiosidad saltandome en las tripas ^^ Animo pepeeeeeeee
Von:  iodel11
2010-10-15T18:31:20+00:00 15.10.2010 20:31
WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII pa que digas luego que no te comentan.... Mola la explicacion de urahara con las bolitas... es muy propio de el sonreir bobamente mientras anuncia el fin del mundo alegremente :P
A ver pa cuando el siguiente!!!!
Von:  iodel11
2010-10-07T22:03:10+00:00 08.10.2010 00:03
mooooooooolaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa >_<


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